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martes, 30 de agosto de 2011

¡Rápense todos!

¡He descubierto el enigma de los malos trabajos arbitrales en el país! Hay que olvidarnos de los dirigentes chambones, hipócritas, embusteros; de los árbitros incapaces, temerosos, indisciplinados; de toda una estructura futbolística nacional que los desprecia y relega. El problema no está ahí, está en la cantidad, mucha, poca o incluso totalmente ausente, de pelo en la cabeza.

No he perdido mis cabales. Se los prometo. Después de tanto tiempo de ver cómo se deteriora el arbitraje en el país, cuando las teorías lógicas y analizadas no funcionan, hay que ir a lo verdaderamente descabellado, y lo digo de manera absolutamente literal. Y antes de que cierren el blog y no me terminen de leer por divagar, me explico. ¿A qué árbitro con reluciente cráneo ausente de materia capilar le entregaron anoche el Balón de Oro? A Mauricio Morales. ¿Qué otro árbitro guanajuatense fue el mejor del torneo anterior y dejó muestras de su calidad en la Copa América de Argentina? Francisco Chacón. ¿En qué se parecen ambos? Además de estar convertidos en dos figurones del arbitraje, los dos están bien PELONES. Sí, rapados, a coco, a lo Kojak, como quieran decirle.

He tenido la enorme fortuna de ver en vivo a estos dos señores en las canchas tapatías en semanas consecutivas. Primero fue Morales en el Estudiantes vs Pachuca de la jornada 6. Qué personalidad de tipo. Impone. Pero no se trata de imponer en régimen de terror, los jugadores lo respetan por ser lo que es, y no por temer que se le vayan a zafar los tornillos como a otros. Corre como si tuviera 10 años menos. Administra las tarjetas amarillas con templanza e inteligencia, y se vuelve implacable con las manifestaciones de violencia que atentan contra el juego limpio. ¿Verdad Jaime Ayoví que viste la fecha 7 en la tribuna por atizarle al Chelo Alatorre?

Y Francisco Chacón nos regaló otra cátedra de arbitraje el sábado pasado en el Jalisco, en el triunfo de los Tigres sobre el Atlas. De entrada, le sabe dar una fluidez inteligente al juego. No se trata de otorgar ventajas inservibles, cuando sancionar la falta perjudica más al beneficiado que al infractor. Igual que Morales, el uso de las tarjetas amarillas lo hace de manera excepcional. A faltas similares, sanciones iguales, sin importar el color de la camiseta. La expulsión de Vidrio, inobjetable, pero una muestra de actitud reglamentaria para poner en los libros de texto arbitral, fue la roja para Efrén Mendoza.

Corría el último minuto de la reposición del segundo tiempo. Alan Pulido se enfilaba con balón controlado hacia la meta de Pinto, cuando el juvenil rojinegro detuvo con una zancadilla al delantero regio. Roja cantada. Pero eso estuvo fácil, lo difícil es terminar el partido sin reanudar ni siquiera con la falta, porque el tiempo había terminado. Cualquier otro silbante chambón se hubiera ahorrado “el problema” de expulsarle otro jugador al Atlas, cuando no tenía sentido ni injerencia en el marcador la jugada. Pero Chacón no puede jugar con el reglamento de esa manera. Su capacidad se lo prohíbe.

La moda entre los árbitros del mundo de traer el look “Collina” ha crecido en los últimos años. El italiano fue el mejor del mundo, sin tener un pelo de tonto. El mejor árbitro europeo de la actualidad, Howard Webb, de Inglaterra, también carece de protección solar en la de pensar (aunque se resbaló feo en la final del Mundial). Y nuestros dos pelones mexicanos dominan la liga desde hace más de un año.

Cuando todas las soluciones posibles, e imposibles, no funcionan, hay que actuar. Y si lo que funciona es sacarle brillo a la pelona, en la Comisión de Árbitros deberían quitar tanto asesor inservible, para contratar un par de buenos peluqueros que pongan a todos los nazarenos en calidad de bolas de billar. He dicho.

TA S

miércoles, 10 de agosto de 2011

Lo mismo de siempre

Es muy complicado escribir una colaboración cada semana, con el afán de proponer, criticar con sentido y bases, cuando cada jornada vemos arbitrajes desastrosos, árbitros sin carácter ni personalidad y dirigentes que insisten en destruir lo que alguna vez fue nuestro más grande orgullo futbolístico: Los árbitros . Especialmente, cuando Antony Sanjuampa se merecería una tesis de cómo NO ser árbitro de Primera División, pero me mantengo en la postura de no hacerles perder su tiempo, ni el mío, dedicándole espacio a esta desgracia del arbitraje. Se me olvidaba, este individuo fue el pitador(no se merece el título de árbitro) del juego entre Toluca y Atlas.
Además del individuo mencionado en el párrafo anterior, los errores más graves los cometió Ricardo Arellano en el juego entre Gallos y Tuzos. Y no por el penal marcado de último minuto que significó el triunfo del Querétaro, sino por la complacencia al dejar de sancionar entradas criminales que merecían tarjeta roja, como la de Franco Niell de los Gallos, que por poco se convierte en una desgracia que le pudo causar una grave fractura al jugador hidalguense. También se guardó otro tiro penal a favor de Pachuca, cuando López Mondragón cometió una mano grosera en el área, además en las narices de Camargo, nuestro asistente frustrado que anhela seguir dirigiendo, pero que inexplicablemente no quiso marcar, porque si es capaz de señalar jugadas que ni ve bien, ahora la que tenía de frente sin que le taparan, era una oportunidad que su protagonismo no podía dejar escapar… pero lo hizo.
Del tiro penal al final, en el que el defensor visitante abraza como en Navidad al atacante local, no hay duda, aunque también es cierto que Michel Vázquez (Gallos) tenía sujetado de una manera más discreta a un defensor. La regla dice que a faltas simultáneas, de jugadores de diferentes equipos, se detiene el juego y se reanuda con balón neutral en el lugar donde se encuentra el balón, pero no hay manera de pedirle peras a los olmos. Ya el hecho de marcar un penal en tiro de esquina es un gran avance, son pocos los que se animan.
En un caso en el que estoy en desacuerdo con los comentaristas de la televisión, es el de Paul Delgadillo. Es cierto que su nivel viene en franco descenso, parece que se conformó con haber dirigido una final hace ya más de 5 torneos, y un partido más en el pasado Mundial Sub17, pero destazarlo por el penal marcado contra Tijuana en su visita a Torreón, en el que un defensor visitante carga flagrantemente por la espalda a Darwin Quintero, se me hace ya una postura de ataque personal de los comentaristas de la televisora que se dice líder mundial en deportes. El hecho de que Charles Darwin Región IV no haya caído al suelo y quedádose ahí después del empellón, no significa que no se haya cometido una falta.
Y hablando de penales, el árbitro Markus Strombergsson (sueco, de dónde más), le regaló el pase a Argentina a los cuartos de final del Mundial Sub20 con un par de tiros fatales, uno absolutamente inexistente, y el segundo muy dudoso, por decir lo menos. La víctima fue Egipto, que había hecho un gran Mundial y ahora se regresa al Sahara con las manos vacías, porque el sueco se llevó todo. El protagonista argentino de ambas jugadas fue el delantero Luque, que debería ser suspendido por FIFA al violar groseramente el precepto de Juego Limpio, insisto, especialmente en el primer penal, en el que él mismo se golpea el tobillo derecho con el pie izquierdo y después cae fulminado para que el silbante se lo engullera todito.
Y ya que estamos entrados en el tema del Mundial, al Tri le tocó la mala fortuna, en principio, de tener arbitraje brasileño en su juego contra Camerún. Wilson Seneme fue el encargado de dirigir las acciones. Y decimos que fue mala fortuna, porque la capacidad arbitral brasileña es inversamente proporcional a la capacidad futbolística de sus jugadores. Aunque al final del juego, la labor arbitral no influyó en contra de ningún equipo y el equipo mexicano logró su calificación por méritos propios.
El próximo fin de semana puede traer novedades, o no salir de pan con lo mismo. Los dos escenarios serían los siguientes: Que en el futbol mexicano los silbantes tengan una jornada decorosa, con marcaciones interesantes que valgan la pena analizar y explicar, y que en Colombia, el partido entre los locales y el Tri tenga un arbitraje neutral, sin influencias; o que los del silbato nos regalen una semana más de tibieza, localismo, cobardía y demás linduras que nos muestran cada 7 días.
TA S

lunes, 1 de agosto de 2011

El maldito des-ordenador (o Ya ninguno es garantía)

He vuelto, y conmigo han regresado las desgracias arbitrales nuestras de cada semana. Una opción sería que mejor dejara de escribir, pero como eso no significará que los árbitros van a mejorar de la noche a la mañana, por lo menos no mientras sigan al frente los que están, mejor sigamos dando cuenta de las chambonadas que suceden cada jornada. Además, ni ganas de renunciar yo, mejor que renuncien los que tienen que hacerlo.
La Jornada 1 ni siquiera fue tan mala en realidad, hubo quejas de algunos árbitros, unas fundamentadas, otras no. Al tapatío Paul Delgadillo le cayeron fuertes críticas después del juego entre Tigres y Cruz Azul, y aunque no ha dejada de aparecer en las designaciones, la fecha 2 y 3 las verá desde la banca del cuarto árbitro. Otro que recibió su dosis de declaraciones fue Miguel Chacón Viveros. Fernando Arce, de los ascendidos Xolos, pidió a la Comisión árbitros de nivel y experiencia, y aunque la labor del silbante no fue tan mala (el penal marcado que inclina el juego a favor de Morelia es correcto), el riesgo de poner a uno de los nazarenos más malos, desde Sergio Herrera Charolet, es grande.
En el primer juego del campeonato debutó Óscar Macías en el Estudiantes vs Toluca. A él también se le fue a la yugular el capitán estudiantil, Juan Carlos Leaño, por el gol que le invalida, pero en esta ocasión la decisión del hidrocálido es correcta. Claramente se nota cuando Rubens le solicita la distancia en la barrera, y eso invalida cualquier madruguete. Bien por Macías.
Y por último, el América-Querétaro se lo entregaron a otro debutante: Antony Zanjuampa. Honestamente no quisiera gastar mi espacio en su trabajo; cada quien interprete lo que desee.
El asunto es el siguiente. Tecos, Xolos y Querétaro son los principales involucrados en el descenso, y en la primera fecha recibieron, cortesía del maldito ordenador, a dos debutantes y al peor árbitro mexicano de los últimos años (sí, más que Gasso).
En la segunda jornada, no obstante haber cometido el error la computadora de poner un árbitro punto menos que confiable para arbitrarle a Xolos, en la visita de los canes al Tec de Monterrey, les mandan a otro debutante. Arturo Ramos Palazuelos es un buen árbitro, en Liga de Ascenso, pero se le vio muy verde para dirigir en la máxima categoría. Y la inmadurez arbitral y de carácter se nota en una sola jugada. El primer tiempo lo dirigió sin mayores contratiempos, pero como dice mi estimado Profe Castillo (ése que enseñó a dirigir a muchas de las últimas figuras del arbitraje de Jalisco y que se extraña mucho), los primeros 45 minutos los arbitra cualquiera.
Ojo, no quiero decir que Arturo sea malo, en las finales del torneo anterior entre Xolos e Irapuato lo hizo de maravilla, seguro tendrá una buena carrera, pero mandarle a un debutante la carga de aguantar a Camargo, es demasiado. El ordenador lo puso en ese partido, pero la Comisión le mandó al metiche compadre de Chiquimarco. En fin, alguno de sus dos asistentes, Camargo o Salinas, le señala el penal que significa el empate para los Rayados, y el resto del buen trabajo que haya podido hacer se olvida, porque no tuvo la capacidad glandular para confiar en su ubicación y desestimar a los frustrados de la bandera. Lástima de debut, pero seguramente se repondrá.
Pero no nomás los debutantes la hicieron en la J2. Marco Rodríguez nos deleitó con un buen show, como hacía rato no veíamos. Primero se come un penal del tamaño del estado de San Luis Potosí al finalizar el primer tiempo del juego entre San Luis y Estudiantes. Para su fortuna, a medias, su asistente Carlos González, le indica que hay un penal flagrante, incluso de expulsión. Lo bueno llega cuando el de la bandera le pasa el chisme incompleto a Marco, y el Chiqui se va contra el Chango Moreno, cuando el culpable fue Matellán. Después de que Moreno le dice al árbitro claramente, “yo no fui y no me voy”, de algún lugar le llegó al del silbato la genial idea de que si no se ponían de acuerdo en el culpable, pues entonces no expulsar a nadie. ¿Y Matellán? Pues se salió con la suya. Lo que hizo Rubens después también era de expulsión por insultar a sus compañeros, pero el que verdaderamente fue sancionado con el cartón rojo por pasarse de la lengua con Michael Orozco, fue el Cheto Leaño, al igual que el potosino que se quiso descontar al capitán zapopano. Ambos terminaron el juego antes de tiempo en los vestidores, y verán la J3 desde la tribuna. Uno por lépero y el otro por broncudo.
Y ahora ni cómo echarle la culpa al ordenador, porque mandó al supuesto mejor árbitro al juego de un involucrado en el descenso, pero ni así, lo que nos lleva al segundo punto del título de esta publicación. Fallan los debutantes, fallan los internacionales, fallan los asistentes, fallan los que dirigen a los árbitros, y al final, que se vayan al carajo los equipos, especialmente los Xolos. Y cuando por fin el des-ordenador les manda a Roberto García al juego vs Chivas, el partido se juega hasta dentro de un mes.
Bienvenido yo de regreso, ustedes también por supuesto, y las desgracias arbitrales nuestras de cada jornada.
TA S

lunes, 23 de mayo de 2011

Los de vuelta (o recuento de una temporada para el olvido)

Uno de dos. Macías, sí; Chacón, no. Qué gran injusticia para Francisco que la Comisión de Arbitraje le haya negado el premio de dirigir la final, cuando a todas luces era el que más merecimientos tuvo durante el torneo y la liguilla.
Por orden de aparición, hablemos primero del juego que definió el ascenso de los Xolos, allá en su casa de Tijuana. No fue una actuación libre de polémica la de Óscar Macías, sin embargo fue lo suficientemente buena, y con una gran dosis de suerte, para que no se hablara del árbitro como un factor que definiera el resultado del partido.
El gran villano, si es que hubiese que ponerle un calificativo, aunque totalmente comprensible su error, fue Miguel Chúa, el asistente que no logró determinar que el remate de un delantero fronterizo había traspasado la línea de gol, cuando el encuentro se mantenía empatado a cero goles.
Para fortuna de él, de Óscar, del resto del equipo arbitral, y especialmente de los integrantes de la Comisión de Arbitraje, posteriormente cayeron los goles suficientes que marcaron la victoria de Xolos, y por consiguiente su ascenso a la Primera División.
En la gran final de Primera División, tuvimos la desagradable sorpresa de que fuera Marco Rodríguez el designado. Ojo, no es la bronca contra Marco, es un extraordinario árbitro, pero las finales se ganan en la cancha, y en esta ocasión Chiquimarco no hizo los méritos suficientes para dirigirla. Durante el torneo regular fueron Chacón y Morales los que dieron la cara, para desgracia de Mauricio, sus errantes actuaciones en la liguilla lo marginaron del juego grande, pero Chacón fue elevando su nivel notablemente, hasta alcanzar niveles de excelencia, como en la vuelta de Pumas vs Monterrey en los cuartos de final. Lo que sucedió en Morelia fue sólo el pretexto para dejarlo fuera, ni más ni menos.
Rodríguez no hizo un mal trabajo en CU, habrá que reconocerlo. Los penales marcados y las respectivas tarjetas amarillas a ambos guardametas fueron atinadas; la conducción del juego fue bastante aceptable; la amonestación a Sabah a mi parecer fue correcta, aunque para otros debió señalarse penal; no abusó de las poses ni del protagonismo, pero sí hay un detalle notorio, que fue su constante durante el torneo: cambiar las rojas por amarillas, y las amarillas por nada. Leandro tenía escasos dos minutos en la cancha, cuando le mete tremenda patada a un moreliano. En cualquier lugar del mundo, con el árbitro más novato, era de amonestación clara, sin duda, prístina. ¿Qué hizo Marco? Nada de nada. Por poco y ni la falta señala. Otros 120 segundos después, Leandro se quiere quedar con una playera visitante para el recuerdo, y ahora sí viene la amarilla por sujetar. ¿Qué pues Chiqui? Hay que calificar las faltas como se debe, mejor dicho, como nos acostumbraste, sin miramientos, sin importar el minuto ni el jugador, si es de amarilla, pues amarilla.
Al final, el campeón no tiene ninguna mancha en su título y don Aarón Padilla y su pandilla (hice verso sin esfuerzo), se pueden ir a su Convención Nacional sin un nuevo escándalo, aunque les esperan días difíciles. Parece que Archundia viene con todo en busca del poder y de una reestructura total del sistema arbitral mexicano. Dicen que si el viento sopla a su favor, habrá una limpia general de dirigentes, delegados y árbitros. Al tiempo, como dicen en mi pueblo.
El resumen general de la temporada, empero, no puede ser positivo. Sambueza vs Medina incluso en la pretemporada, las acusaciones de amiguismo fueron pan de todos los días, las cacerías descaradas a Jaime Herrera, Fabricio Morales y el propio Román Medina por parte de Carlos González y compañía, más los dos o tres trabajos desastrosos por jornada que tuvimos, hicieron de este Clausura 2011, uno de los torneos más negros de los de negro. Como dice mi buen amigo Nico Martino: CHIT!!!!!!!!!!!!!!!!
TA S

viernes, 20 de mayo de 2011

Los de ida

Esto está  bien fácil: Tanto en Irapuato, como en Morelia, hubo más árbitro que partido. César Ramos Palazuelos y Roberto García Orozco cumplieron con creces su labor, al dirigir las idas de los partidos más importantes de la temporada en las dos categorías estelares del futbol mexicano.
A Palazuelos le tocó un partido un poco más movidito, que no bien jugado, pero sí de mayor exigencia. Con su cara de niño bueno, casi al final del juego se le plantó en la cara a Cuauhtémoc, para mostrarle una tarjeta amarilla con carácter y personalidad.
De Roberto García hay muy poco que escribir. El partido estuvo tan malo, que ni patadas se dieron los jugadores. Cabrera y Velarde se quisieron pasar de rosca al inicio del segundo tiempo; Roberto les metió mano dura con sus respectivas amarillas y punto final al problema.
Tal vez lo más destacable de toda la actuación del árbitro capitalino, fue la manera tan peculiar de dar el silbatazo inicial. En una mezcla de Eduardo Brizio, Manuel Glower y Mauricio Morales, Roberto tomó vuelo, y lanzó su brazo derecho al frente con mucha energía, tal vez demasiada.
Al momento de escribir esta entrada, la FMF no ha publicado las designaciones para los juegos de vuelta. Crece el rumor de que Marco Rodríguez le podría comer el mandado a Chacón, en lo que sería una muestra más de injusticia por parte de la Comisión de Arbitraje.
Por lo pronto, los juegos de ida resultaron favorables para los silbantes, sin jugadas polémicas, expulsiones o goles conseguidos de manera dudosa. Si la Comisión pretende que esto siga así, las opciones están claras: Macías a Tijuana y Chacón a CU.

TA S

domingo, 15 de mayo de 2011

Roberto y Chacón, no hay más

Las semifinales del futbol mexicano fueron como agua y aceite, tanto en lo futbolístico como en lo arbitral. Pero como lo nuestro es lo arbitral, la metamorfosis de Cruz Azul de jueves a domingo no es tema en este espacio.
En los juegos de ida tuvimos dos actuaciones muy desafortunadas. De entrada, las designaciones de Delgadillo (GDL vs PUM) y Morales (CAZ vs MOR) no fueron justas, especialmente después de sus respectivas actuaciones en los cuartos de final.
Empecemos por Delgadillo. La expulsión de Reynoso es tema de escándalo, pero nadie sabe mejor que ellos dos lo que sucedió. El gol invalidado a Chivas fue muy riguroso, pero con bases técnicas que lo sustentan. Aquí no están las broncas mayores, sino en otros detalles de carácter y sensibilidad arbitral. Uno: Érick Torres, aka Cubo, repartió leña como lo hacía Quirarte en sus mejores épocas, y después de cinco faltas, por lo menos tres de ellas de amonestación, sólo vio la cartulina amarilla una vez. La jugada sobre Martín Bravo en el área de Chivas está muy complicada para el árbitro, pero de haberla visto, era de roja directa por impedir la jugada de gol claro. Pero la jugada que confirmó el bajo nivel de compromiso, sensibilidad y sensatez arbitral fue la expulsión de Cabrera. Paul ya tiene el suficiente camino recorrido como para no dejar que la tribuna le diga qué hacer. Esa manifestación arcaica de la ley de la compensación fue burda, notoria e indigna de una carrera exitosa en los últimos años que había forjado Paul, y que en este torneo ha venido a menos.
Mauricio Morales se desbarrancó muy feo. Había sido el mejor del torneo regular, junto con Chacón. Pero las expulsiones que se merendó en Tigres en la vuelta de los cuartos de final, y la de Villa el jueves en el Azul, combinadas con una pose de Divo totalmente inadecuada para un árbitro (no se diga profesional, de cualquier tipo), lo deben de mandar a su casa sin más oportunidades esta liguilla.
Pero el Sol salió para los árbitros el domingo. Roberto García Orozco lo hizo de maravilla en CU al mediodía. Nada que objetar, sobrio, decidido, generoso en el esfuerzo y discreto. A ver si Mauricio Morales le aprende algo, pero dicen que chango viejo no aprende maromas nuevas.
Francisco Chacón sacó todas sus armas para dirigir un partido bravísimo en Morelia. Con una personalidad impresionante, controló las acciones de manera ejemplar. Certero en las amonestaciones, en la aplicación de la ventaja y notable en su esfuerzo físico. La bronca del final pudo haber dado al traste con todo, pero dado lo caótico que se tornó el ambiente, las expulsiones fueron correctas, aunque no tengo evidencia del motivo que le costó la roja a Sabah, así que a darle el beneficio de la duda. Entre tantos grupos de rijosos, seguramente no fue posible detectar las agresiones de Corona, Pinto y Yosgart, todos de Cruz Azul. Ojalá la Disciplinaria juzgue de oficio la bronca, y los agresores, especialmente Corona, se vayan un buen tiempo a descansar. Recordemos que la pena por participar en una riña es de seis partidos de suspensión.
Así, si la sombra del amiguismo y la ceguera directiva en la Comisión de Arbitraje se mantienen al margen, Roberto va a Morelia el jueves (si el estadio no es vetado, cosa que dudo porque el espontáneo no agrede primero), y Chacón será el encargado del juego de vuelta el domingo.
Colofón: El sábado en Irapuato, donde se disputó la final de vuelta de la Liga de Ascenso, hubo un trabajo arbitral notable de Óscar Macías Romo. Después de los escándalos de Sanjuampa (expulsó al Parejita y la Disicplinaria tuvo que intervenir para quitarle el castigo) y Perea (blog anterior) en las semifinales, primero Arturo Ramos en la ida, y después Macías en la vuelta, le dieron un respiro a la Comisión de Arbitraje. Nomás por joder (exgobernador de Jalisco dixit), les dejo dos preguntas, con todo y sus respuestas: ¿A qué Delegación arbitral pertenecen Perea y Sanjuampa? A la del DF. ¿Y a cuáles Ramos y Macías? Sinaloa y Aguascalientes. Ai´ se las dejo……
Colofón 2: Todavía faltan dos juegos por el ascenso. No deberían ser ni Perea ni Sanjuampa, pero ya saben cómo se las gastan en el Cencap (sede de las oficinas de Aarón Padilla). Los candidatos podrían ser Toño Pérez Durán u Obed Gómez. Óscar Macías podría volverlo a hacer, pero tampoco es lo más sano. Lo que sí estoy seguro, es que a alguno de los juegos debe ir Luis Manuel Rivera, asistente de Jalisco que seguramente veremos en Primera División la próxima temporada.
TA S

martes, 10 de mayo de 2011

Aberrante

El título de esta colaboración no expresa totalmente lo que opino acerca de lo sucedido en León, durante el juego de vuelta por las semifinales de la Liga de Ascenso (antes Primera A), en el que Tijuana dejó fuera de competencia al León.

Fue una cascada de errores, faltas de criterio y brutalidad excesiva la que se vivió en el Nou Camp de la ciudad de los cueros. Hay tantos responsables, que deberían castigar a todos los involucrados en este desdichado incidente.

Vamos a mencionarlos sin ningún orden jerárquico, pero empecemos por el árbitro, al fin que esto se trata de arbitraje. Primero, es una verdadera vergüenza que un silbante como Israel Perea se lesione en un juego de este nivel. Y no porque esté prohibido lesionarse, es parte del juego, pero su capacidad física es notable, hasta corre maratones en sus ratos libres. Tampoco tiene el pretexto de un clima extremo o un desgaste extraordinario. Veredicto: Falta de cuidado personal. No está concentrado en que es una Liguilla trascendental para su carrera, es ahora o nunca si busca un lugar en Primera División.

Pudo ser falta de descanso o mala alimentación, el asunto es que se acalambró empezando el segundo tiempo. Y tardarse cinco minutos en decidir si podía seguir o no, fue un error de juicio grave, una falta de conocimiento de la plaza y una terquedad. Óscar Villagómez estaba listo, o tal vez no, nunca lo sabremos, pero la decisión de seguir o parar la debió tomar en máximo dos minutos. Y para colmo, la terrible suerte de que al reanudar, Tijuana hiciera el segundo gol.

Acto seguido del segundo gol de Tijuana, Nacho González, defensa de León, descarga su impotencia al agredir de un pelotazo a un rival. La expulsión hizo detonar la furia de la grada. Segundo responsable: Nacho González.

La zona de guerra en que se convirtió buena parte del graderío, mostró imágenes que le enchinaban la piel al más macho. Los rostros aterrados de niños, mujeres y papás se quedarán en la mente de muchos de nosotros durante mucho tiempo. Así como la turba enardecida merece todo mi desprecio y condena, la actuación de la policía municipal no pudo ser más errónea. En un acto desesperado, y que tal vez ayudó a salvar vidas, permitieron la huida de muchos indefensos hacia el terreno de juego, pero después todos pudimos ver en la transmisión en vivo, como un policía municipal intentaba separar a un niño de no más de 10 años de su papá. Ambos se aferraban el uno al otro, mientras que un cavernícola con uniforme azul jalaba al padre con violencia. Una mujer, al parecer de Protección Civil, entró al rescate de la situación, para permitir que ambos salieran por el vestidor visitante.

Una vez que se hizo evidente que una inmensa parte de los asistentes corría peligro, la decisión inmediata era suspender definitivamente el juego, para permitir el ingreso de más personas a la cancha, donde estarían más seguros que en la tribuna. Pero una vez más, una persona con un acervo neuronal limitado (léase el Comisario de la Federación), acataba la absurda orden de no suspender el juego de inmediato, incluso lo reanudaron después de casi 20 minutos. ¿Quién estaba del otro lado del teléfono del Comisario? ¿Bonilla? ¿Decio? Quien haya sido, seguro estaba en la comodidad de su sala siguiendo todo por TVC, sin una pizca de sensatez y humanidad.

En esta situación, todos los actores involucrados deben de rendir cuentas. Un árbitro sin criterio y sensibilidad por el momento del partido; jugadores intolerantes que no saben digerir un gol en contra (González y Bonells); una de las aficiones más violentas y de mecha más corta en el país; un Comisario lambiscón y cobarde que acepta órdenes de un inepto que lo único que cuida es el negocio, además de una policía municipal escasa, mal preparada y rebasada por la violencia de la tribuna.

La Comisión Disciplinaria informó de un veto de plaza al equipo León, pero no dijo de cuánto tiempo. La sanción debería ser ejemplar en todos los sentidos. Un año podría ser una buena opción, pero si queda en dos míseros juegos ya será mucho. Ni hablar de disminución de puntos para el próximo torneo; la Disciplinaria tampoco tiene valor para poner ejemplos. Perea bien puede haber perdido toda oportunidad de ver la Primera División como juez principal, así que como siempre, el gran perdedor será el árbitro. El Comisario y quien le dio las órdenes, seguirán haciendo de las suyas. Una vez que se termine el veto, la fiel afición leonesa volverá a llenar el Nou Camp, y los inadaptados que causaron la violencia en la tribuna, volverán a conquistar la grada y mantener su imperio de anarquía y prepotencia. A menos que la Federación decida poner el ejemplo con este caso. ¿Pero saben quién es el dueño del León? Jesús Martínez. Sí, el de Pachuca. Yo creo que la FMF no hará nada, como ya es costumbre.

El futbol mexicano tiene una severa enfermedad. Está infectado por dentro, totalmente invadido de un cáncer de dinero, poder y juego sucio. Lo de León pudo haber sido la peor tragedia en la historia del futbol mexicano. Pero como nadie perdió la vida, no importa, el negocio no pierde y que la afición siga yendo al estadio bajo su propio riesgo.

Justino, Decio, Bonilla, Padilla, Sabater y demás secuaces, por favor lárguense, no son dignos de los puestos que ocupan ni de los millones que cobran sin merecer.

Colofón
El desafío descarado a las regulaciones de FIFA con la hidratación del minuto 25 parece un juego de niños ya en comparación con todo lo demás.