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domingo, 15 de mayo de 2011

Roberto y Chacón, no hay más

Las semifinales del futbol mexicano fueron como agua y aceite, tanto en lo futbolístico como en lo arbitral. Pero como lo nuestro es lo arbitral, la metamorfosis de Cruz Azul de jueves a domingo no es tema en este espacio.
En los juegos de ida tuvimos dos actuaciones muy desafortunadas. De entrada, las designaciones de Delgadillo (GDL vs PUM) y Morales (CAZ vs MOR) no fueron justas, especialmente después de sus respectivas actuaciones en los cuartos de final.
Empecemos por Delgadillo. La expulsión de Reynoso es tema de escándalo, pero nadie sabe mejor que ellos dos lo que sucedió. El gol invalidado a Chivas fue muy riguroso, pero con bases técnicas que lo sustentan. Aquí no están las broncas mayores, sino en otros detalles de carácter y sensibilidad arbitral. Uno: Érick Torres, aka Cubo, repartió leña como lo hacía Quirarte en sus mejores épocas, y después de cinco faltas, por lo menos tres de ellas de amonestación, sólo vio la cartulina amarilla una vez. La jugada sobre Martín Bravo en el área de Chivas está muy complicada para el árbitro, pero de haberla visto, era de roja directa por impedir la jugada de gol claro. Pero la jugada que confirmó el bajo nivel de compromiso, sensibilidad y sensatez arbitral fue la expulsión de Cabrera. Paul ya tiene el suficiente camino recorrido como para no dejar que la tribuna le diga qué hacer. Esa manifestación arcaica de la ley de la compensación fue burda, notoria e indigna de una carrera exitosa en los últimos años que había forjado Paul, y que en este torneo ha venido a menos.
Mauricio Morales se desbarrancó muy feo. Había sido el mejor del torneo regular, junto con Chacón. Pero las expulsiones que se merendó en Tigres en la vuelta de los cuartos de final, y la de Villa el jueves en el Azul, combinadas con una pose de Divo totalmente inadecuada para un árbitro (no se diga profesional, de cualquier tipo), lo deben de mandar a su casa sin más oportunidades esta liguilla.
Pero el Sol salió para los árbitros el domingo. Roberto García Orozco lo hizo de maravilla en CU al mediodía. Nada que objetar, sobrio, decidido, generoso en el esfuerzo y discreto. A ver si Mauricio Morales le aprende algo, pero dicen que chango viejo no aprende maromas nuevas.
Francisco Chacón sacó todas sus armas para dirigir un partido bravísimo en Morelia. Con una personalidad impresionante, controló las acciones de manera ejemplar. Certero en las amonestaciones, en la aplicación de la ventaja y notable en su esfuerzo físico. La bronca del final pudo haber dado al traste con todo, pero dado lo caótico que se tornó el ambiente, las expulsiones fueron correctas, aunque no tengo evidencia del motivo que le costó la roja a Sabah, así que a darle el beneficio de la duda. Entre tantos grupos de rijosos, seguramente no fue posible detectar las agresiones de Corona, Pinto y Yosgart, todos de Cruz Azul. Ojalá la Disciplinaria juzgue de oficio la bronca, y los agresores, especialmente Corona, se vayan un buen tiempo a descansar. Recordemos que la pena por participar en una riña es de seis partidos de suspensión.
Así, si la sombra del amiguismo y la ceguera directiva en la Comisión de Arbitraje se mantienen al margen, Roberto va a Morelia el jueves (si el estadio no es vetado, cosa que dudo porque el espontáneo no agrede primero), y Chacón será el encargado del juego de vuelta el domingo.
Colofón: El sábado en Irapuato, donde se disputó la final de vuelta de la Liga de Ascenso, hubo un trabajo arbitral notable de Óscar Macías Romo. Después de los escándalos de Sanjuampa (expulsó al Parejita y la Disicplinaria tuvo que intervenir para quitarle el castigo) y Perea (blog anterior) en las semifinales, primero Arturo Ramos en la ida, y después Macías en la vuelta, le dieron un respiro a la Comisión de Arbitraje. Nomás por joder (exgobernador de Jalisco dixit), les dejo dos preguntas, con todo y sus respuestas: ¿A qué Delegación arbitral pertenecen Perea y Sanjuampa? A la del DF. ¿Y a cuáles Ramos y Macías? Sinaloa y Aguascalientes. Ai´ se las dejo……
Colofón 2: Todavía faltan dos juegos por el ascenso. No deberían ser ni Perea ni Sanjuampa, pero ya saben cómo se las gastan en el Cencap (sede de las oficinas de Aarón Padilla). Los candidatos podrían ser Toño Pérez Durán u Obed Gómez. Óscar Macías podría volverlo a hacer, pero tampoco es lo más sano. Lo que sí estoy seguro, es que a alguno de los juegos debe ir Luis Manuel Rivera, asistente de Jalisco que seguramente veremos en Primera División la próxima temporada.
TA S

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