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miércoles, 23 de febrero de 2011

La excusa perfecta

Hay pocas acciones dentro del futbol más patéticas que un error grosero del equipo arbitral, que incida directamente en el marcador final de un partido. Es patético cuando eres el Necaxa; pierdes 0-1 de manera un tanto injusta futbolísticamente hablando, y en la última jugada del partido, te invalidan un gol bueno por supuesto fuera de juego (Necaxa 0-1 Atlas, jornada 2). Pero es mucho más incomprensible y de mal gusto, culpar al equipo arbitral de tu derrota, cuando tuviste el juego en tus manos (o en tus pies claro), el control de la pelota y las oportunidades necesarias para recuperar el gol que te “quitaron” en el primer minuto del partido (Cruz Azul 2-1 Atlas, jornada 7).

Este pensamiento me vino a la mente el fin de semana en el que se jugó la jornada 7 de nuestro futbol mexicano. Mi “nuevo hijo”, de casi 13 años, culpaba genuinamente y sin misericordia al árbitro Miguel Flores, de la derrota del Atlas en su visita al Estadio Azul. Más tarde Galindo hacía lo propio, demostrando muy pocas actitudes positivas dignas de un director técnico.

Después de lo sucedido en esos primeros 90 segundos de partido, en donde también cae el primer tanto de Cruz Azul, el trabajo del equipo arbitral fue tan bueno o malo como lo ha sido el común denominador en las siete semanas que llevamos de competencia. Las protestas del final, al conseguir Cruz Azul el gol del triunfo son totalmente infundadas. La falta de Arreola es clara, su segunda amonestación correcta y el gol anotado por la dupla Romo-Domínguez es totalmente válido.

Atlas tuvo un lapso de 91 minutos efectivos (contando las reposiciones) de juego para hacer el mismo o mayor número de goles que su oponente, pero no lo logró. Y no lo logró, no por culpa del árbitro y sus asistentes, sino por su propia incapacidad de concretar sus jugadas de gol. Hubiera sido muy aleccionador, que Galindo declarara al final del partido: “No nos llevamos un mejor resultado, porque la falla de Costly cuando el marcador era 1-1, fue grosera, fue un desastre”. No lo declaró así, pero qué tal “no digo que nos robaron, pero la labor del árbitro fue desastrosa”. ¿Te acuerdas Maestro del Necaxa-Atlas?

Y ejemplos como el caso Cruz Azul-Atlas hay tantos, que no hay blogs suficientes para nombrarlos. Esto que relato es apenas lo que sucedió esta jornada, pero basta hacer un poquito de memoria para encontrar historias similares. Hasta el error arbitral más grande que he visto en los últimos años, en el México vs Argentina del último Mundial, no es absolutamente determinante del resultado. Al final de cuentas era el primer gol y quedaba 75 por ciento de partido para conseguir el empate. ¿O acaso del equipo arbitral de Rossetti tuvo la culpa de la pésima técnica de Osorio?

Culpar a un árbitro y/o a su equipo por incapaces, mal preparados, faltos de valor, ignorantes y demás defectos, es totalmente válido, porque se lo merecen con mucha regularidad (especialmente los mexicanos en los últimos años). Culpar a sus dirigentes por incapaces, comodinos, parciales e incompetentes, también se vale. Lo que no se vale es tener la excusa perfecta en un grupo de jueces, para justificar la propia incapacidad futbolística de un grupo de jugadores y su técnico.

Vamos a criticar la labor del sistema arbitral mexicano y a sus dirigentes, pero con la finalidad de que desarrollen su potencial y sean más eficaces, no para tener el desahogo adecuado a los propios errores de los futbolistas y sus técnicos.

TA S

jueves, 17 de febrero de 2011

Una vez más

Es complicado volver a escribir una opinión de futbol y arbitraje cuando ha pasado tanto tiempo desde la última vez. Fue en 2006, durante el Mundial de Alemania. Todavía leo algunas de las columnas publicadas y claro que entra la nostalgia. Para ver algunas de las colaboraciones de esa época los invito a entrar en http://hemeroteca.informador.com.mx/ donde en el motor de búsqueda avanzada pueden utilizar las palabras "regla" y "cinco". Si escogen el año 2006 podrán leer las publicaciones durante el Mundial. Los resultados los arroja en formato PDF, pero sin vínculo específico, así que la búsqueda es obligatoria para encontrar las columnas.
Casi cinco años más tarde, después de concluir voluntariamente con mi carrera como asesor de árbitros de la Comisión de Arbitraje de la Femexfut, me siento con la obligación de manifestarme. Para nadie de los que seguimos el futbol mexicano y mundial con regularidad, es un secreto que el gremio arbitral es el más atrasado en cuanto a su desarrollo y uso de tecnología. No se diga de la urgente profesionalización del sector, y en el caso concreto de México, de la imperiosa necesidad de buscar mejores alternativas en las áreas de instrucción para los silbantes. Y como la labor de un opinador no es nada más la de criticar visceralmente y señalar errores (gracias por esos consejos Sergio), ésta es mi propuesta, con nombres, apellidos y presupuesto para mejorar la instrucción arbitral en México.
Con el dinero que ingresa la Federación por conceptos de la mina de oro vestida de verde, más los jugosos (y lácteos) patrocinios de la Comisión de Arbitraje, bien se podría destinar una buena partida para el salario de un instructor de calidad mundial. Elizondo, Collina, Firsk (aquél sueco de gran calidad moral y mejores capacidades arbitrales) o Merk, serían candidatos naturales. El argentino y el italiano no tendrían problemas de comunicación, pero el sueco y el alemán podrían impartir al principio en inglés, y con su alta cultura, aprender español en cuestión de pocos meses. Su trabajo en México se podría prolongar por un año, en el cual se apoyarían en Armando Archundia y eventualmente capacitarlo para que en el futuro tome las riendas de la instrucción. ¿Cuánto? 250 mil dólares por un año me suena como una cantidad justa, más tomando en cuenta que el salario del cuarpo técnico de la Selección Nacional tiene cuando menos un cero adicional.
Los intentos anteriores de buscar afuera han sido desafortunados, por decir lo menos. Rodolfo Cibrián, el salvadoreño, ni siquiera hubiera sido uno del montón en México, así que su participación en nuestro país no merece una opinión mayor. Y la aparición del español García Aranda, que supuestamente es el asesor de lujo de los árbitros mexicanos, demostró en el anterior Mundial de Sudáfrica como máximo responsable de los silbantes de Fifa, que no tiene la jerarquía ni la capacidad para ayudarnos.
Cuando los directivos del futbol comprendan realmente, no de dientes para afuera, que los árbitros son al final de cuentas los principales responsables de su negocio y de cuidar la salud de sus activos más importantes (los jugadores obvio), podremos ver estos cambios tan necesarios. Antes, difícilmente sucederá.