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lunes, 2 de abril de 2012

Tarde triste en el Infierno

El domingo no pintaba bien para los Diablos. Enfrentarían en territorio de Belcebú a su némesis, a los angelicales Santos de Torreón, que además de sus poderes divinos, llegaron a La Bombonera con la etiqueta de uno de los tres mejores equipos del campeonato.
Sumada a la peligrosidad de las fuerzas laguneras del bien, flotaba en el aire una amenaza densa como la neblina, capaz de poner al mismísimo Satanás en alerta. Jorge Gasso comandaría las acciones desde el centro del campo. La ley de la probabilidad nunca fue tan perfectamente comprobada. En los juegos sabatinos, los árbitros no habían hecho de las suyas. El viernes en Pachuca sí hubo mano negra en el gol de Mustafá que decretó el 1-0 favorable a los Tuzos sobre los Xolos, así que ya era tiempo de otra desgracia arbitral, de ésas que tenemos 2 ó 3 por semana.
Jorge Gasso parece haber sentido envidia del reciente bautizo de Lord Voldemort (Zanjuampa, para los que apenas lo saben), por lo que decidió manifestar su inconformidad y reclamar su estado de privilegio en el anti Top Ten de los silbantes mexicanos.
Las clásicas chambonadas del hijo pródigo de la Comisión de Arbitraje ya no son noticia. Por nada se le conoce como el Rey del Amontonamiento, que aplica a la perfección, así como el constante tijereteo del juego, marcando faltas ridículas, y el cambio de tarjetas rojas claras por amarillas (seguro le remordió la conciencia haber perjudicado tanto a Iván Alonso, que le perdonó la expulsión).
Si no fuera por las desgracias que le sucedieron a Fernando Guerrero al principio del torneo con los goles fantasmas de Monterrey y Cancún, la siguiente jugada competiría seriamente por la peor decisión del torneo.
Era el minuto 40, cuando Gasso señala un tiro pena en favor del Toluca. Iván Alonso patea a la izquierda de Oswaldo, que ataja el pelotazo; el balón queda a modo para que delantero choricero lo empuje a la red en el contrarremate, pero Iván Estrada lo carga groseramente por la espalda, justo a tres metros de donde estaba colocado el árbitro, que con un descaro impresionante, dejó seguir la acción, que terminó con el despeje de un lagunero. Está claro que era nuevamente tiro penal y expulsión para el Guti. El marcador se encontraba 0-2 para la visita, que pudo haberse convertido en 1-2 y con 10 jugadores. Verdaderamente increíble.
Contrario a lo que muchos han comentado, en la jugada del segundo tiempo cuando el asistente número 2, Miguel Hernández, no da por valido un gol para el Toluca, la decisión no es para quemarlo en leña verde. Ya quedó demostrado, con cámara perfectamente bien colocada y congelando la imagen, que el balón rebasó la línea de meta, pero eso no es lo más relevante, por lo menos desde el punto de vista de técnica arbitral.
La jugada es muy rápida, el tiro de Alonso sale con gran fuerza, proveniente de un desvío, después de un tiro de fuera del área santista. El asistente se encontraba clocado donde debe de estarlo, en línea con el penúltimo defensor, que es su principal asignatura en el juego. Por estar en “su” posición, queda razonablemente lejos de la línea de meta, lo suficiente para que no tenga la seguridad de que el balón ingresó a la portería. Hay una afirmación que siguen la mayoría de los asistentes, y se trata de que se pueden equivocar al no dar bueno un gol que sí entró, pero inventar goles que no lo son es mucho más grave. En palabras más concretas, no se vale adivinar. Si el auxiliar no tiene la certeza absoluta de que el gol es válido, no debe levantar su bandera. De cualquier manera Hernández irá a la congeladora, aunque su pena deberá de ser benigna.
De Gasso no hay mucho más que decir. Su lugar en la historia del arbitraje mexicano está seguro, en el podio de los peores de todos los tiempos. Cuidado, está herido y querrá reclamar para sí el mote del innombrable, y seguramente tendrá una nueva oportunidad para demostrarlo antes de que termine el torneo, porque la bendita Comisión de Arbitraje no tiene la capacidad para darle las gracias de una vez por todas.

Colofón
Desafortunadamente en esta jornada, el mejor árbitro de México, Francisco Chacón, tuvo un desliz. Lo bueno es que al final no influye en el marcador del América vs Monterrey, y es bueno equivocarse de vez en cuando, mucho mejor antes de la Liguilla, lo que nos asegura, otra vez por la ley de las probabilidades, que no se volverá a equivocar en un buen rato.

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