Este lunes 30, escuché
a Andrés Fassi (directivo del Pachuca) en entrevista de radio, hablar de la
próxima profesionalización de los árbitros mexicanos. No dijo mucho, pero en el
contexto de una pregunta acerca de la confianza que le tiene a los silbantes
mexicanos, dijo que la tienen plena en ellos, y que vienen mejores
oportunidades con la creación de la nueva Liga.
Si se trata de imitar
lo que se hace en Inglaterra en materia
referil, que es de donde se han tomado las mayores ideas para la nueva Liga, es
evidente que mejorar las condiciones de los árbitros es un tema básico.
Recuerdo a un
extraordinario preparador físico que teníamos en Guadalajara a principios del
siglo, Donato Barbosa, que nos decía que mentíamos cuando asegurábamos que
éramos árbitros profesionales. “Son árbitros de futbol profesional, no se
equivoquen”. Y saben qué, tenía toda la razón del mundo.
La profesionalización
del arbitraje está en pañales en nuestro país, y si bien es cierto que se puede
organizar un esquema para que los silbantes mexicanos se dediquen 24/7 a esta
labor con salarios dignos de su responsabilidad, en el renglón de la dirigencia
habría que hacer milagros para que esto funcionara.
Se ha hablado durante
los últimos cinco años al menos, de que las personas que dirigen al arbitraje
mexicano no son las adecuadas. Empezando por un presidente que no tiene ni la
menor idea, pasando por un director general tirano, hasta llegar a los
instructores y asesores, que han demostrado ser personas sin capacidad ni
trayectoria elemental para enseñar a los nuevos a ser buenos árbitros.
Con suficiente dinero,
como seguro habrá con la nueva Liga, se podrían establecer tabuladores para
ofrecer salarios fijos a los silbantes mexicanos, más los honorarios por
partido dirigido. No hay manera de competir con los sueldos de la Premier
League, que son de alrededor de 24 mil euros mensuales (algo así como 400 mil
pesos), pero si esos 24 mil los ofrecen en pesos a los silbantes de Primera
División, más los partidos que reciban producto de su capacidad, podría ser un
buen paso para empezar a exigirles un poquito más. Dentro de las exigencias
estaría disponibilidad absoluta, muchas más horas de capacitación en todos los
sentidos, como física, de reglas, psicológica, incluso de sistemas de juego
(deberían darles becas para cursar los módulos de la Escuela Nacional de
Directores Técnicos), para que no tengan mayores preocupaciones que su
preparación.
El grandísimo problema
vendría con las personas que los dirijan. Los rumores dicen que se creará una
Sub-Comisión de Arbitraje propia de la nueva Liga, que estaría dirigida por
Rafael Mancilla. Imaginen si ahora que los silbantes no son “profesionales” y
las exigencias de peso, grasa y asistencia a charlas intrascendentes son motivo
de duros y totalmente injustos castigos, cuando tenga el pretexto de que sea
obligatorio por el sueldo devengado, las tiranías más famosas del mundo van a
parecer cosa de niños. Ni se diga de los instructores, ya que no hay nadie
actualmente disponible para hacer esta labor. Los mejores de las últimas
décadas encontraron en los medios su campo de acción, y el único que está
preparado y tiene ganas de hacerlo, Armando Archundia, está vetado por todo
mundo.
Con esta perspectiva,
lo que parece que habría que mejorar, es el material humano que dirige y
administra a los árbitros. Un buen administrador para director general; un buen
publirrelacionista para el puesto de presidente (como Justino Compeán en la
FMF), pero que no se meta en cuestiones técnicas; un exitoso exárbitro con
avales internacionales en la formación de jueces para instructor en jefe; un
reconocido preparador físico para jefe de esa área; un médico del deporte
probado para los servicios de salud, y un nutriólogo con experiencia en
deportistas de alto rendimiento, que establezca parámetros coherentes para definir
los rangos de peso, grasa y composición corporal de acuerdo con cada individuo.
Pagarles un sueldo
fijo a los árbitros es relativamente sencillo. Con esos nuevos derechos de
cobrar una cantidad por mes, que los aleje de otras actividades y se puedan
concentrar en su preparación, seguro que deberán de mejorar en muchos aspectos.
Pero si les ponen esas nuevas condiciones, combinadas con los actuales vicios,
padrinazgos, decisiones viscerales, parámetros ridículos de nutrición y demás
tropelías que cometen Padilla, Mancilla y su pandilla, ese dinero que les
paguen será tanto como si lo tiraran a la basura, porque no servirá de mucho.
Colofón 1
Que el nombre de
Voldemort Zanjuampa haya estado en la lista de la Liguilla no es noticia, lo
que será noticia es si lo designan. Antes de la verdadera desgracia de dar por
bueno el gol de Segundo Castillo con la mano, un partidito de cuarto árbitro ya
lo tenía en la bolsa. Habrá que ver si Carlos González tiene la desfachatez y
falta de vergüenza para ponerlo en un juego de Liguilla, después de la
porquería de juego que arbitró en Pachuca.
Colofón 2
Qué afán de darle a Mauricio Morales todos los
juegos buenos del torneo, sólo le faltó el Clásico Nacional, y no pudo porque
se le juntó con el del Norte, porque si no… El domingo en el Azteca vi una de
las burlas más grandes de los últimos tiempos en materia arbitral, no de un
futbolista que hace trampa, sino de un silbante que con total descaro, se
atreve a marcar la falta de Aquivaldo sobre Villa afuera del área, cuando es
claro, prístino y evidente, que fue un metro adentro. NO tiene nombre esto que
hizo Morales al Cruz Azul.Colofón 3
Regla Cinco también se publica en el sitio delapatada.com, los invito a ver este texto (diferente al del blog). http://delapatada.com/columnistas/leer/los-12-de-aaron
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