Fue una verdadera pena ver cómo varios árbitros en esta jornada cometieron uno de los errores más graves que se pueden dar, al mostrar tarjetas amarillas en acciones que merecían la roja, o peor aún, convertir en roja una jugada que a lo mucho era para amonestación.
La mención de honor se la lleva Alfredo Peñaloza, que dirigió, o al menos así lo intentó, el juego entre Tigres y Chivas. Al minuto 27, cuando el marcador ya favorecía al Guadalajara por el gol de Omar Arellano, Hugo Ayala le plantó tremendo codazo en el rostro a Erick Torres. La acción tomó al árbitro a las espaldas de los jugadores (mal colocado por cierto), por lo que seguramente trató de adivinar y sólo hizo el ridículo al amonestar al defensa universitario.
Después de botanearse esta expulsión, al minuto 39 se echó otro aperitivo al buche. El mismo Cubo, que ya había sido amonestado seis minutos atrás, planchó de fea manera en el tobillo a Israel Jiménez. Peñaloza se llevó la mano a la bolsa del calzoncillo para sacar la roja inmediatamente, pero una vez más, en su afán cobarde de cubrirse el trasero ante las protestas que se le vendrían, mejor se fue por la fácil, amarilla primero y roja después. Dirán que si el resultado es el mismo, incluso con la suspensión de la Disciplinaria, no es importante señalar la chambonada, pero en verdad es relevante para manifestar el nivel de coyotaje que manejan los árbitros sin compromiso, como Peñaloza.
La expulsión a Marco Fabián por irse de la lengua está bien reglamentariamente, pero lo que no está bien es que la desesperación de los jugadores es provocada por las decisiones arbitrales. El gran festín de la noche se lo dieron en la reposición del juego, con el groserísimo gol en fuera de juego que significó el triunfo para los de casa. El línea José Santana se merece un premio, por la PEOR decisión de un asistente en el torneo.
La medalla de plata se la lleva Roberto García, juez designado para el partido entre Atlas y Monterrey, que sirvió para que los Zorros permanecieran un año más en Primera División.
A la mitad del segundo tiempo, justo por la línea de banda frente al cuarto árbitro, Walter Ayoví hace una de las entradas más fuertes del torneo sobre Sergio Santana. Todos en el estadio lo vimos, no había necesidad de esperar el resumen para estar seguros que el rayado se tenía que haber ido por su toalla y el jabón, pero el flamante árbitro olímpico tuvo que ser “asesorado” por su cuarto oficial, para por lo menos señalar falta. La roja fue tan descolorida, que ni a amarilla llegó. Jorge Pérez Durán, si vas con el chisme, llévalo completo, la viste en primera fila y era de expulsión (¿O sí le dijo y el soberbio de Roberto no le hizo caso? Nunca lo sabremos).
En el tercer sitio del podio debo poner a Francisco Chacón, que de cualquier manera sigue siendo el mejor silbante mexicano del momento. Al minuto 76, un deja vú se apareció en el Estadio Corregidora. Dalley Mena se escapa a velocidad de la marca del potosino Jehu Chiapas, que le da una patada muy clara y peligrosa por atrás al habilidoso jugador queretano. Todos pensamos que la lesión que le propinó Luis Pérez el torneo anterior podría volver a suceder (fractura de peroné), pero afortunadamente para Mena, todo quedó en la patada, aunque la expulsión debió proceder, ya que es evidente que Chiapas no intenta nunca jugar el balón y lanza la patada por la espalda del rival.
Lo increíble de la jornada, cortesía de Marco Rodríguez, es la expulsión al toluqueño Novaretti casi al finalizar el encuentro. El defensor argentino disputa un balón con el cruzazulino Cortés, en donde levanta un poco de más los tachones. No lo golpea, no lo pisa y casi ni siquiera lo toca. El azul cae el suelo por un contacto con la cadera del rojo, pero el siempre acaparador de los reflectores, ése que se robó el espectáculo del Clásico Nacional la semana anterior, voló como vampiro de la noche, raudo y veloz, para plantare en la cara el cartón rojo a un incrédulo Novaretti.
O el mundo arbitral en México está loco, o nos estamos volviendo daltónicos. Las de roja quedan en amarilla, algunas ni en eso; las faltas comunes terminan en expulsión; ahora estar un metro delante del penúltimo defensor ya no es fuera de juego, y para colmo, ya se vienen las Liguillas. A ver qué dice “Don” Aarón de sus muchachos esta semana. Lo bueno es que el descenso yo lo libraron.
Colofón 1
Mario Jesús López Carrillo (asistente 2 del juego Gallos vs San Luis), te encargo mucho a José Santana, enséñale cómo se juzgan las jugadas de fuera de juego, con balón en movimiento y a velocidad, no en la comodidad de un balón parado. Soberbias decisiones de este jovenazo en los dos primeros goles del partido, uno del “Chango” Moreno para adelantar a la visita, y el empate de Isaac Romo empezando el segundo tiempo.
Colofón 2
La novela de Genaro Medrano es una verdadera pena. Alguna información más veraz ya se conoce, como es la enfermedad del silbante de Juárez, que deja el arbitraje por lo pronto para buscar su recuperación, y que supuestamente la FMF y la Comisión de Arbitraje lo apoyan moral y económicamente. ¿Se sabrá el verdadero fondo que causó este padecimiento de Medrano? Nah, yo creo que no, a menos que el mismo árbitro y sus médicos lo decidan ventilar. En lo que son peras y manzanas, va un saludo a Genaro, y los mejores deseos de recuperación.
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