La expulsión de Félix Borja, delantero del Pachuca, en el juego que perdió su equipo en Chiapas contra los Jaguares al inicio de esta jornada 12, abrió una añeja discusión acerca de la prohibición de festejos excesivos, como los cataloga FIFA en las Reglas del Juego.
Cuando iniciaba el último tercio del segundo tiempo en Tuxtla, el delantero ecuatoriano prendió de volea un servicio que batió al arquero jaguar. Era el empate momentáneo a dos goles, y como es costumbre en este jugador, tomó una máscara que llevaba escondida consigo, se la colocó en el rostro, y nos regaló un baile tan desafortunado, que por sí solo debería ser de amonestación. Como la regla no contempla sanciones por celebrar feo, pero sí por utilizar una máscara o artículo similar para cubrirse la cara, Toño Pérez le mostró el cartón amarillo.
Este asunto no hubiese pasado a mayores, si no es que Borja comete una falta de amonestación al minuto 90, y se tiene que ir a bañar antes del silbatazo final. La expulsión no determinó en nada el marcador, los locales habían hecho la hombrada de ganar un partido jugando con 10 desde el minuto 2 por la tarjeta roja a Noriega, pero sí reavivó la llama de los futboleros del país, empezando por los comentaristas de la transmisión televisiva, que argumentaban falta de criterio en la aplicación de las sanciones por festejos indebidos.
En este momento vale la pena detenernos un poco y hacer una reflexión un poco más profunda. Si se pudieran clasificar las Reglas del Juego por tipos, existen aquéllas que no permiten interpretaciones ni aplicación de criterios, y otras que se basan exactamente en interpretaciones y criterios. Sancionar una jugada de “mano deliberada” es puro criterio e interpretación; el árbitro deberá evaluar un montón de factores para decidir si silba o deja seguir las acciones. En cambio, si el documento Interpretación de las Reglas de Juego que publica FIFA en su sitio de internet, dice textualmente que “se deberá amonestar a un jugador si se cubre la cabeza o cara con una máscara o artículo similar”, el radio de acción del silbante es harto limitado. Borja se cubrió el rostro con una máscara azul de luchador y fue amonestado.
A partir de la explicación anterior, quedan entonces en al aire algunas preguntas. ¿De quién proviene la supuesta falta de criterio al sancionar los festejos de los jugadores? ¿De los árbitros? Definitivamente no lo creo. Ellos tienen un manual que les indica cómo proceder en el terreno de juego. Si en este documento se obliga a tener banderines de cierto tamaño y otras características en cada esquina del campo, no pueden dejar a criterio si juegan con tres, dos o ninguno. Igual sucede con los festejos que se cubren el rostro con una máscara o con la camiseta de juego. Si no es culpa de los árbitros esta interpretación del reglamento, entonces de quién es. La respuesta es simple. Existe un organismo bastante descontextualizado del futbol de la actualidad, que se llama International Board (IB). Ellos son los que deciden.
El IB lo conforman cinco entidades. Cuatro de ellas representan a las federaciones nacionales de la Gran Bretaña, es decir, Inglaterra, Escocia, Irlanda del Norte y Gales. La otra es la FIFA. Este organismo fue fundado en 1863, pero parece que siguen en ese año. El “Consejo de Ancianos”, porque además los miembros son personas de edad muy avanzada, no ha tenido la visión para modernizarse, especialmente la parte británica, que parece que se encuentra inmersa en una dinámica del precámbrico de la historia del futbol.
Por estos motivos, me parece que es una falta seria criticar a los silbantes por sancionar una regla que se escapa de sus posibilidades de interpretar. Lo mismo sucedió el torneo anterior, cuando Duvier Riascos, entonces jugando para Puebla, recibió su invitación adelantada a las regaderas, tras despojarse de la camiseta al anotar un gol, con una amonestación previa a cuestas. Recuerdo claramente el rostro del árbitro, Paul Delgadillo, que mostraba hasta un cierto pesar por esta sanción, pero si la dejaba pasar, el que se iba suspendido era él, y no el jugador.
Si deseamos elaborar una lista de responsables, en primer lugar se encuentra el jugador; y en este caso de Félix Borja con mayor razón, porque es recurrente su modo de festejar con máscaras, a sabiendas de que se llevará una amonestación todas y cada una de las veces que lo haga. El segundo mayor responsable es el International Board, que es quien dictaminó esta regla. Personalmente estoy a favor de los festejos coloridos, innovadores, creativos y divertidos, siempre y cuando no representen una burla o una pérdida grosera de tiempo. Y si buscamos quien complete el podio, ahí están los cuerpos técnicos y directivas, que bien podrían dedicar un poco del tiempo de la semana para capacitar a sus jugadores en temas reglamentarios, que buena falta les hace.
Nuestros árbitros mexicanos se llevan cada semana una muy buena cantidad de críticas por sus actuaciones erróneas, especialmente cuando de aplicar criterios e interpretar se trata, pero si las sanciones vienen de desconocimientos del reglamento, o peor aún, de negligencia del jugador por cometer actos sancionables antireglamentarios, me parece que es momento de darle una buena a los silbantes, o por lo menos no caerles a palos sin razón.
Colofón
Después de ver las carnicerías descaradas de los trinitarios y hondureños sobre los chavos de la Sub23, ante la complacencia absurda y denigrante de los árbitros de Concacaf, me doy cuenta por qué, aun con las tropelías que cometen cada semana tipos como Zanjuampa, Gasso y compañía, el arbitraje mexicano sigue siendo de lo mejor del mundo.
Colofón especial
No hay comentarios:
Publicar un comentario