En los próximos siete días, la selección mexicana de futbol
se juega su pase al Mundial de Brasil 2014. Sin entrar en detalles de la
zozobra que vivimos los aficionados por los malos resultados del equipo de José
Manuel de la Torre, vamos a analizar a los dos hombres del silbato (sería
políticamente incorrecto decir los de negro, no me vayan a tirar de racista)
que dirigirán los encuentros contra Honduras y Estados Unidos.
El viernes 6 en el Azteca, Roberto Moreno, de Panamá, fue
designado por la Confederación de Futbol para llevar las acciones al mejor
escenario posible, reglamentariamente hablando. En principio parece una
decisión acertada, ya que el canalero ha demostrado ser uno de los tres mejores
árbitros del área en los últimos años. De hecho, después de prácticamente
cualquiera de los mexicanos de primer nivel, Moreno pelea el sitio de honor
solamente con el salvadoreño de sonrisa fácil, Joel Aguilar. Y no, ni Geiger ni
Marrufo por los norteamericanos, están a su nivel.
La carrera del panameño ha dado un brinco en el último ciclo
mundialista, ya que se encuentra en el grupo de aspirantes a la Copa Mundial
del próximo año. Estuvo en la pasada edición del Mundial de Clubes en 2012 y en
Mundial Sub20 de Turquía hace unos meses.
Ya es un viejo conocido de las canchas internacionales de
Concacaf. Recibió su gafete de FIFA en 1996, y comenzó su carrera foránea de
inmediato. Ha estado presente en las últimas seis eliminatorias mundialistas y
en todas las ediciones de la nueva Liga de Campeones de Concacaf.
Es un árbitro con una gran condición física, pese a contar
con 43 años de edad. Seguramente es su deseo terminar su exitosa carrera
internacional con un Mundial, que se ve con muchas posibilidades.
El tema arbitral parece que no será factor el viernes, ya
que se contará, en teoría, con un silbante acostumbrado a grandes presiones,
escenarios repletos de aficionados y condiciones adversas.
Por desgracia, para el siguiente partido del TRI, el martes
10 de septiembre contra Estados Unidos, la responsabilidad arbitral cayó en
Courtney Campbell, de Jamaica.
El apoyo desmedido que recibieron los países caribeños
durante la dictadura del trinitario Jack Warner, no rindió ningún fruto al
desarrollo del arbitraje, ya que los mandaron a dirigir a todos lados, sin la
capacidad necesaria para hacerlo.
Courtney Campbell no es la excepción a esta regla. Con 44
años, a punto de llegar a los 45 del retiro en noviembre, tiene 54 encuentros
internacionales desde 2004. Comparado con Moreno, que tiene 66, en ocho años
más como internacional, se demuestran las oportunidades inequitativas para el
área del Caribe. Aunque hay nueva “administración” en la Confederación, el daño
está hecho.
Los árbitros caribeños son mitad incógnita, mitad certeza.
La incógnita es que no se puede saber nunca en qué se van a equivocar ni la
magnitud, pero la certeza es que lo van a hacer.
Los jugadores mexicanos tendrán que ser muy inteligentes y
no darle al árbitro el margen de error para equivocarse. Deberán ser muy
cuidadosos con la manera de disputar el balón, no tratar de engañarlo y evitar
las jugadas defensivas para dejar adelantados a los contrarios, porque los
asistentes son del mismo nivel que su central y en cualquier momento puede
venir el error que defina el partido.
El texto anterior de Regla Cinco trataba de que el árbitro
también juega, no sólo como un obstáculo o una pared, sino también
tácticamente, ya que los encuentros se deben de planear, en ciertas medidas, en
función del juez en turno.
Colofón
Ya regresó Francisco Chacón a las canchas de Primera
División. Con su nivel en lo más alto, como siempre ha sido, el guanajuatense
tuvo un redebut exitoso. Como muestra, el penal sancionado en contra de Toluca,
que la mayoría prefiere señalar como tiro libre indirecto y rehuir a la
responsabilidad. Ése no es el Chacón que conocemos y celebro que la inactividad
y las presiones extracancha no lo hayan cambiado.
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