El sábado pasado sufrí una de mis peores crisis futboleras
de los últimos tiempos. Ignoro si me estoy haciendo muy intolerante, ustedes me
dirán si tienen la amabilidad de escribirme por alguno de los medios de
contacto, pero lo que pude atestiguar por televisión de lo que sucedía en el
Universitario de Monterrey, me puso verdaderamente de muy mal humor.
Para entrar en contexto, lo que supondría una fácil decisión
de suspender definitivamente el partido entre Tigres y Chivas por una
fuertísima tormenta eléctrica, se convirtió otra vez en un manoseo de las
normas y reglas internacionales, además de las no escritas que tienen que ver
con el respeto al público y al espectáculo.
Lo primero que me “abrió los ojos”, fue la decisión que
anunciaron los comentaristas de la televisión alrededor de las 8.30 pm (tras
media hora de suspensión), de que los árbitros esperarían a las 9 en punto para
decidir si seguían con el partido. Primero, los árbitros no decidieron nada,
fue evidentemente la dueña de nuestro deporte, Doña Tele, la que mantuvo viva
la transmisión del juego en Monterrey, hasta que fuera hora de pasar al del
Atlas. Ahí la primera burla.
Una vez que comenzó el encuentro entre Atlas y Santos se nos
fue olvidando Monterrey, hasta que repentinamente se fue la señal de
Guadalajara y regresamos al Universitario. Después de 90 minutos de suspensión,
se reanudó el Tigres vs Chivas con menos de la mitad de los aficionados que
habían llenado originalmente el Volcán, y con cientos de miles de atlistas y
laguneros que ya no pudieron ver a sus equipos, hasta bien entrado el segundo
tiempo. Ahí la segunda burla.
Por una de esas fortunas de la vida que en ocasiones
experimentamos algunos, la semana anterior pude atender una conferencia sobre
Economía Global, impartida por el exPresidente Ernesto Zedillo. Estuvo
interesantísima, pero como lo nuestro es futbol y no globalización, me remito a
citar una frase del Doctor en Economía: “Con la falta de democracia en nuestra
región (América Latina, pero especialmente México), hemos tenido lo que
tenemos, fracaso”. Desde que la escuché ese día, me quedé con las palabras muy
grabadas en la mente, y ahora creo que es un buen momento para rescatarla. El
nivel de respeto que obtenemos de dirigentes y televisoras al momento de
“comprarles” el producto futbol, es el que nos merecemos: ¡Deplorable!
Afortunadamente, el espectáculo que brindaron Tigres y
Chivas en su reanudación fue bastante bueno. Cinco goles, nerviosismo,
intensidad y polémica llenaron la pantalla por 45 minutos. Vale aclarar que
tanto el penal señalado contra Chivas, como el tercer gol de Pulido (porque
aunque le haya pegado accidentalmente en la mano, él fue el último en tocar el
balón y por eso el tanto le corresponde), son ambas decisiones acertadas del
equipo arbitral.
Como aficionados
todos, porque si bien el papel de los comunicadores es diferente al del
espectador común, no dejamos de ser también consumidores, tenemos la obligación
de exigir respeto a nuestra inteligencia, a nuestras aficiones y a nuestro
tiempo.
En esta fuerte temporada de lluvias, hemos sido testigos,
una y otra vez, de que lo más importante es que las transmisiones de futbol
sigan en su horario, para que los intereses comerciales, los que mandan en
nuestra liga, no se vean afectados. Las lesiones de los jugadores y los
partidos imposibles de jugar con el agua hasta las rodillas no importan, lo que
verdaderamente importa es el billete. Arizala y Boselli fueron las últimas
víctimas del waterpolo en León, aunque estos pequeños detalles no significan
nada contra las pérdidas originadas por una suspensión o retardo de un partido.
Mi labor como comunicador es externar mi opinión, mientras
que la labor del aficionado que consume futbol, ya sea prendiendo la tele y
dando puntos de rating, comprando su boleto del estadio o el último jersey de
su equipo, es la de exigir sus derechos como consumidor. Mientras no crezcamos
como esa parte esencial del negocio, vamos a seguir siendo atropellados por las
decisiones mercantilistas de la televisión y los dirigentes de nuestra liga.
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