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martes, 23 de octubre de 2012

Carta al Presidente de la Comisión


Antes de empezar, quiero aclarar que el título original sería “Carta a Rafael Mancilla”, pero luego me dio la impresión que nadie la iba a leer, porque ese nombre no dice nada. Si el Presidente de la Comisión de Arbitraje fuera uno de los ilustres señores de antes, no habría problema, como Arriaga, Garza y Ochoa, Codesal, Yamasaki o hasta Marrufo. Bueno, Aarón Padilla era bien reconocido como “jefe” de los silbantes, pero este señor Mancilla tiene un nivel de impacto tan pobre, que se vendrían abajo las entradas al texto. Dicho lo anterior, comenzamos con la epístola.

“Ahora sí, como nunca antes en la historia del arbitraje mexicano, estamos al borde de un abismo infinito. Esa misma historia, que incluye en sus nombres más ilustres los de grandes glorias del silbato, está a punto de encontrar en ti, Rafa, al hombre que acabó de una vez por todas con la institución arbitral mexicana. Quisiera dirigirme a tu persona de una manera más formal, pero desde tus tiempos anteriores como administrador de la Comisión, en un puesto de alta jerarquía, no te ganaste esa distinción de tus subordinados (léase los árbitros, que se refieren a ti como Rafa), no encuentro un motivo por el que el nuevo nombramiento que recibiste, te haga merecedor de facto que se te hable de Usted.

Tu absoluta falta de capacidad en menesteres arbitrales, junto con la de tus asesores más cercanos e influyentes, ha terminado con la carrera de dos árbitros de Ascenso en apenas dos semanas. Parece que no tuvieras la más remota idea de quién es Cuauhtémoc Blanco, y lo que es capaz de hacer con un árbitro sin pantalones, como la gran mayoría de los que representas.

Primero fue Jorge Adán Tonix, al que en un acto de absoluta falta de respeto por las ilusiones y objetivos de un joven silbante, lo mandaste al matadero de Neza. Recuerda que la culpa no es del indio, sino del que lo hace compadre. Sigo sin entender, cómo fue que aprobaste la designación para ese juego. La humillación que recibió por parte de Blanco, aunada a su propia humillación por la cobardía para expulsarlo, son motivos suficientes para saber que su carrera ha terminado. Pero quiero aclararte que no creo que sea sólo cobardía la de Adán, sino que tus instructores, encabezados por Carlos y Gonzalo González, no les transmiten ese valor que deben tener en el terreno. Las instrucciones son claras, no se metan en problemas, aguanten todo, mancillen su dignidad, y a menos que ya sea absolutamente imposible soportar al jugador, expulsen.

Los árbitros lo interpretan como una orden de no expulsar a toda costa, porque piensan que así se ganarán la siguiente designación, el salario completo por una buena calificación y el favor de los jefes, que no reciben problemas de sus partidos. Maldita mentalidad que le inculcas a los árbitros.

Y si lo de Tonix fue una desgracia, lo de Mauricio Martínez el viernes pasado en Zapopan, debe ser el motivo por el que empieces seriamente a considerar si eres apto para este puesto, o para cualquier otro dentro del futbol profesional de México.

Desde el pasado viernes en la mañana, manifesté vía twitter que se avecinaba un escándalo arbitral en Zapopan. Ni en mis pesadillas más macabras hubiera imaginado lo que verdaderamente pasó, pero era evidente que el arbitraje sería malo. Mandar a un árbitro con 9 partidos en la categoría a dirigirle al segundo y cuarto de la tabla, con Blanco en la cancha, era una apuesta que sabían iban a perder. Y la perdieron Rafa, por goleada.

Ya verdaderamente no importa qué sucedió en la cancha antes de la bronca, durante y después. Ya todos lo hemos visto hasta el cansancio. Tu absurda sumisión y la de tus jueces, a los designios del Comisario todopoderoso, que a su vez es movido directamente por el titiritero mayor (Decio de María), es una burla monumental a las facultades del árbitro, tal como lo establecen las Sagradas Reglas de Juego (sí, con mayúsucula, para ver si entiendes el sacrilegio que cometes al permitir que sean pisoteadas).

Cualquier árbitro con un dedo de frente, con capacidad para pensar por sí mismo, con conocimiento del reglamento y libertad de sus dirigentes para ejercer su autoridad, hubiera terminado el juego de inmediato. Ahora parece que ya no es facultad del silbante determinar la suspensión del juego si Decio no está de acuerdo. ¿Es cierto eso Rafa? ¿Te prestas a destruir la Regla de esa manera? ¿Es tan bueno el sueldo y el poder que tienes para soportar este tipo de humillaciones? Tengo la impresión que esto que te pregunto es ocioso, porque para sentirlo, tendrías que haber sido árbitro, aunque sea de llano, pero no lo fuiste y no tienes ni idea de lo que te estoy hablando.

Evidentemente Mauricio Martínez no se recuperará jamás de este partido. Al igual que Tonix, podrá seguir algunos torneos más, no lo sé, depende mucho de qué tanto estén en la venia de los González (Carlos y Gonzalo), pero sus aspiraciones han terminado. Lo que les han hecho pasar, no se olvida. Uno no se recupera de algo así, y lo puedo afirmar porque tus dos árbitros no van a desarrollar la mentalidad y valor para salir de ésta, ya que fue su propia indecisión y cobardía, promovida por tus instructores, la que los metió en este lío.

Si en algo has aprendido a apreciar el arbitraje; si le tienes cariño o algún sentimiento positivo a tus silbantes, vete ya. En ocasiones como ésta se requiere más valor y determinación para aceptar el fracaso, que para continuar buscando el éxito, que no creo que alcances nunca. Si quieres dejar algún legado, pon TÚ la muestra de dignidad. Si no la tienes, no esperes que los demás la muestren.”

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