Antes de empezar, quiero aclarar que el título original
sería “Carta a Rafael Mancilla”, pero luego me dio la impresión que nadie la
iba a leer, porque ese nombre no dice nada. Si el Presidente de la Comisión de
Arbitraje fuera uno de los ilustres señores de antes, no habría problema, como
Arriaga, Garza y Ochoa, Codesal, Yamasaki o hasta Marrufo. Bueno, Aarón Padilla
era bien reconocido como “jefe” de los silbantes, pero este señor Mancilla
tiene un nivel de impacto tan pobre, que se vendrían abajo las entradas al
texto. Dicho lo anterior, comenzamos con la epístola.
“Ahora sí, como nunca antes en la historia del arbitraje
mexicano, estamos al borde de un abismo infinito. Esa misma historia, que
incluye en sus nombres más ilustres los de grandes glorias del silbato, está a
punto de encontrar en ti, Rafa, al hombre que acabó de una vez por todas con la
institución arbitral mexicana. Quisiera dirigirme a tu persona de una manera más
formal, pero desde tus tiempos anteriores como administrador de la Comisión, en
un puesto de alta jerarquía, no te ganaste esa distinción de tus subordinados
(léase los árbitros, que se refieren a ti como Rafa), no encuentro un motivo
por el que el nuevo nombramiento que recibiste, te haga merecedor de facto que
se te hable de Usted.
Tu absoluta falta de capacidad en menesteres arbitrales,
junto con la de tus asesores más cercanos e influyentes, ha terminado con la
carrera de dos árbitros de Ascenso en apenas dos semanas. Parece que no
tuvieras la más remota idea de quién es Cuauhtémoc Blanco, y lo que es capaz de
hacer con un árbitro sin pantalones, como la gran mayoría de los que
representas.
Primero fue Jorge Adán Tonix, al que en un acto de absoluta
falta de respeto por las ilusiones y objetivos de un joven silbante, lo
mandaste al matadero de Neza. Recuerda que la culpa no es del indio, sino del
que lo hace compadre. Sigo sin entender, cómo fue que aprobaste la designación
para ese juego. La humillación que recibió por parte de Blanco, aunada a su
propia humillación por la cobardía para expulsarlo, son motivos suficientes
para saber que su carrera ha terminado. Pero quiero aclararte que no creo que
sea sólo cobardía la de Adán, sino que tus instructores, encabezados por Carlos
y Gonzalo González, no les transmiten ese valor que deben tener en el terreno.
Las instrucciones son claras, no se metan en problemas, aguanten todo,
mancillen su dignidad, y a menos que ya sea absolutamente imposible soportar al
jugador, expulsen.
Los árbitros lo interpretan como una orden de no expulsar a
toda costa, porque piensan que así se ganarán la siguiente designación, el
salario completo por una buena calificación y el favor de los jefes, que no
reciben problemas de sus partidos. Maldita mentalidad que le inculcas a los
árbitros.
Y si lo de Tonix fue una desgracia, lo de Mauricio Martínez
el viernes pasado en Zapopan, debe ser el motivo por el que empieces seriamente
a considerar si eres apto para este puesto, o para cualquier otro dentro del
futbol profesional de México.
Desde el pasado viernes en la mañana, manifesté vía twitter
que se avecinaba un escándalo arbitral en Zapopan. Ni en mis pesadillas más
macabras hubiera imaginado lo que verdaderamente pasó, pero era evidente que el
arbitraje sería malo. Mandar a un árbitro con 9 partidos en la categoría a
dirigirle al segundo y cuarto de la tabla, con Blanco en la cancha, era una
apuesta que sabían iban a perder. Y la perdieron Rafa, por goleada.
Ya verdaderamente no importa qué sucedió en la cancha antes
de la bronca, durante y después. Ya todos lo hemos visto hasta el cansancio. Tu
absurda sumisión y la de tus jueces, a los designios del Comisario
todopoderoso, que a su vez es movido directamente por el titiritero mayor
(Decio de María), es una burla monumental a las facultades del árbitro, tal
como lo establecen las Sagradas Reglas de Juego (sí, con mayúsucula, para ver
si entiendes el sacrilegio que cometes al permitir que sean pisoteadas).
Cualquier árbitro con un dedo de frente, con capacidad para
pensar por sí mismo, con conocimiento del reglamento y libertad de sus
dirigentes para ejercer su autoridad, hubiera terminado el juego de inmediato.
Ahora parece que ya no es facultad del silbante determinar la suspensión del
juego si Decio no está de acuerdo. ¿Es cierto eso Rafa? ¿Te prestas a destruir
la Regla de esa manera? ¿Es tan bueno el sueldo y el poder que tienes para
soportar este tipo de humillaciones? Tengo la impresión que esto que te
pregunto es ocioso, porque para sentirlo, tendrías que haber sido árbitro,
aunque sea de llano, pero no lo fuiste y no tienes ni idea de lo que te estoy
hablando.
Evidentemente Mauricio Martínez no se recuperará jamás de
este partido. Al igual que Tonix, podrá seguir algunos torneos más, no lo sé,
depende mucho de qué tanto estén en la venia de los González (Carlos y
Gonzalo), pero sus aspiraciones han terminado. Lo que les han hecho pasar, no
se olvida. Uno no se recupera de algo así, y lo puedo afirmar porque tus dos
árbitros no van a desarrollar la mentalidad y valor para salir de ésta, ya que
fue su propia indecisión y cobardía, promovida por tus instructores, la que los
metió en este lío.
Si en algo has aprendido a apreciar el arbitraje; si le
tienes cariño o algún sentimiento positivo a tus silbantes, vete ya. En ocasiones
como ésta se requiere más valor y determinación para aceptar el fracaso, que
para continuar buscando el éxito, que no creo que alcances nunca. Si quieres
dejar algún legado, pon TÚ la muestra de dignidad. Si no la tienes, no esperes
que los demás la muestren.”
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