El valor se dice que es lo que vale una persona, pero no en
el sentido monetario, en su osadía, coraje. ¿Valentía? El hecho, el brío, el
impulso del valor. Parece que van de la mano, pero muchas veces se actúa (la
mayoría) con valor, pero sin valentía.
Ejemplos hay muchos, y en el deporte creo que más. Durante
los pasados Juegos Olímpicos, la selección de España de básquetbol,
"perdía" ante un rival que no parecía tan complicado, para jugar
cómodamente las finales, sin tener enfrente al mejor equipo de los juegos, al
cual enfrentaría en la final. Perdió el oro, pero mejor una medalla de plata
que quedar eliminada sin posibilidad de ganar, aunque sea un bronce.
Tenían el valor, pero no la valentía de llevar al cabo, de
manera completa, la hazaña de hacer historia. Algunos lo llamaron inteligencia,
pero en mi pueblo se dice de otro modo.
Desafortunadamente, el futbol no es la excepción, y en el
arbitraje más. En este hermoso deporte es el pan nuestro de cada día. En el
sector amateur (llanero) es mas fácil de entenderlo, puesto que ahí, el árbitro
está expuesto a toda clase de riesgos, como mentadas, insultos de todo tipo,
empujones, amenazas, y lo mas reprobable, agresiones físicas (he sido testigo
de ello) y un largo etcétera.
Sin embargo, semana con semana, los llamados
"soplapitos" llaneros tienen ese valor de presentarse a dirigir sin
la certeza de cómo acabará el día.
Lo que todavía no entiendo (tal vez nunca), es que en el
plano profesional, en donde existen, si no todas, sí una gran cantidad de garantías,
el árbitro no tenga la valentía de aplicar correctamente el reglamento, el cual
deja actualmente muy poco a la interpretación del susodicho, y si esto fuera
poco, los cursos, seminarios, pero sobre todo la experiencia, debe jugar en
favor del árbitro.
Los que dirigen el arbitraje en nuestro país han frenado
este desarrollo de la valentía, afectando la autoestima del árbitro,
evidenciándolo en los medios de comunicación. Porque un arbitro debe sentirse
apoyado, arropado, que no mimado, que sepa que si cae, una mano le ayudará a
levantarlo y no ha señalarlo.
Pero también debe ser exigido al máximo nivel de competencia
sin importar las "calificaciones" que le otorga alguien sentado en un
escritorio, y que tal vez nunca sintió esa adrenalina y que fungirá como el
verdugo que afectará su bolsillo y su carrera, pero lo más importante, su
autoestima, la cual, en ocasiones no vuelve.
El valor todos lo tenemos, la valentía ¿quién?
@n_e_o_49
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