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lunes, 5 de marzo de 2012

La dimensión desconocida

¿Se acuerdan de aquel programa de televisión de los ochentas, que en inglés se llamaba The Twilight Zone? El del teclado estaba en sus años de infancia tardía, pero de vez en vez me escabullía de la jurisdicción paterna para verlo, porque definitivamente no era apto para menores. En la pantalla se contaban historias increíbles, escalofriantes, llenas de suspenso y hasta de un poco de terror, igual a lo que sucede en las canchas mexicanas con sus árbitros cada fin de semana.
Durante la jornada 9 de nuestro torneo nacional, se vivieron varias escenas dignas de este programa que les menciono. Por fortuna divina, no estamos comentando de verdaderas tragedias, que pudieron haber causado las entradas criminales de Lucas Ayala sobre Daniel Arreola (Atlas vs Pachuca); Alfredo Moreno sobre “Chato” Rodríguez (Santos vs San Luis), y Jonathan Lacerda sobre Jesús Sánchez (Puebla vs Chivas).
Es complicado determinar cuál de todas fue la más artera y desleal de las tres, pero lo que sí es fácil es encontrar al único árbitro que tuvo la capacidad suficiente para castigar el hecho como es debido, y ése fue Toño Pérez Durán, que sin clemencia mandó a bañar temprano al “Chango” Moreno por la plancha violentísima que le recetó al “Chato”, durante el juego entre Santos y San Luis.
De las jugadas mencionadas, ahí sí está en chino encontrar alguna que sobresalga. Por las consecuencias, la de Ayala sobre Arreola es la más grave, pues el jugador de los Tuzos tuvo que salir del partido lesionado, y posteriormente hasta cuatro puntos de sutura recibió en el tobillo por la cortada que le provocó la “caricia” del mexico-argentino del Atlas. Otro punto que es lo que merece su entrada a la dimensión desconocida, es la labor del árbitro, Miguel Ayala, que de una manera inexplicable, mostró tarjeta amarilla al atlista, cuando la falta merecía tarjeta roja por conducta violenta. Lamentable decisión.
La patada que le propina Lacerda (que en el nombre lleva su distinción) al “Chapo” Sánchez tampoco tiene nombre. Y lo que sobrepasa la falta de palabras para describir el hecho, es que el árbitro Roberto García Orozco, ni siquiera señalara falta, no se diga tarjeta amarilla por lo menos. El pretexto de que primero juega el balón y después le coloca la suela del zapato en la espinilla, con brutalidad e intención de hacer daño, es una clara muestra de la profunda crisis de criterio y valores que vive el arbitraje mexicano.
De Miguel Ayala ya es costumbre ver decisiones ridículas, como la amonestación a Lucas Ayala, cuando la agresión merecía una escolta a los separos de la Ministerial. Si en la ocasión en que Luis Pérez fracturó a Daley Mena tampoco expulsó, qué le podemos pedir de una jugada en la que no hay una lesión tan “grave” (si a cuatro puntadas se le puede llamar no grave).
Y de Roberto García Orozco lo que se puede decir es que es decepcionante. Es una lástima ver cómo un árbitro que se supone es de los mejores cuatro del país, arrastra su prestigio de la manera en que lo hizo en Puebla el domingo. Lamentablemente, con ese nivel va a dirigir el Preolímpico de finales de marzo, y como el arbitraje de Concacaf es todavía peor que el mexicano actual, ni siquiera se notará. De la cámara húngara que le organizó “Cubo” Torres al final del juego tampoco hay nada bueno que relatar, porque fue absolutamente incapaz de poner orden. Fue una demostración nuevamente de tibieza y falta de compromiso, porque el jalón de pelo de Fabián a Zamora, el recto a la mandíbula de Pineda al mismo Fabián y la camilla humana de Alexandro Álvarez, en la que todos debieron salir con tarjeta roja, al menos Fabián y Pineda, fue patética para la supuesta jerarquía que se ha ganado Roberto.
Y para ponerle la cereza al pastel, sucede que la muestra de cómo proceder ante jugadores violentos, desleales y agresivos, la vino a poner un novato. Debería darle vergüenza a Roberto, que Toño Pérez Durán sí sepa para qué sirve la tarjeta roja, y él no. De Miguel Ayala, ni hablar, va volando a la categoría de los innombrables, donde ya se encuentran Gasso y Zanjuampa.
Esta jornada ha sido de las peores en materia arbitral del torneo, porque adicional a las acciones aquí relatadas, hubo errores graves en otros partidos, especialmente jugadores que se mantuvieron en el campo, cuando debían haber sido expulsados, y otras linduras.
Alguna ocasión recibí una capacitación del doctor Edgardo Codesal, en la que nos presentó el Decálogo del Árbitro. Honestamente no recuerdo de la 2 a la 10 (no se me vaya a sentir Doc, lo que sí recuerdo es la base de todo lo que el espíritu del arbitraje significa, y eso sí se me pegó), pero la primera obligación de un silbante, por sobre todas las cosas, es CUIDAR LA INTEGRIDAD FÍSICA DEL JUGADOR. Es tan sencillo, que resulta verdaderamente inconcebible que los jueces de Primera División no lo apliquen. Por eso, son bienvenidos a la Dimensión Desconocida.

Colofón
Ya no hay manera de seguir protegiendo a Fernando Guerrero. De los últimos tres juegos, en los tres ha tenido una labor perjudicial a algún equipo. El viernes en el trascendental juego entre Tecos y Xolos, invalida de manera muy dudosa lo que pudo haber sido el primer gol de los Estudiantes, pero lo que definitivamente cambia el rumbo del juego, es que no tiene los pantalones para expulsar al fronterizo Noé Maya , cuando comete una falta clarísima de amonestación, que hubiese sido la segunda. 

TA S

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