Qué difícil es ser propositivo en un espacio de opinión acerca del arbitraje mexicano, cuando cada jornada suceden desgracias como las que vimos en la jornada 2 del Clausura 2012.
Todavía hasta el sábado por la noche, una vez terminado el juego entre Atlas y Cruz Azul, tenía en mente un tema y hasta un título. Trataría de las grandes diferencias entre el arbitraje de Miguel Chacón en el juego entre Estudiantes y San Luis, y el de Paul Delgadillo en el encuentro entre rojinegros y azules. Ya había visto la jugada del gol de Tigres en el triunfo sobre Querétaro, pero esa decisión no pasaría del colofón de mi colaboración. Pero, el gran pero, vino el domingo en el Azteca.
Al momento de escribir estas líneas sigo revisando en video la jugada del penal señalado a Novaretti, que significó el empate para las Águilas. Por más que busco, no encuentro un motivo remotamente cercano que tuviera Erim Ramírez para señalarlo.
Ya ha quedado demostrado por las mil y una tomas de televisión, que ambas jugadas son errores flagrantes del árbitro. Vamos a dejar ese tema en paz, porque ni siquiera se necesita saber un mínimo de reglas e interpretación para explicarlas y dejar el asunto claro. El fondo de todo esto va más lejos. ¿Cuándo? ¿Cuándo se dará cuenta alguien en la Federación Mexicana de Futbol, que la Comisión de Arbitraje está en el abismo más profundo de su historia?
Aarón Padilla no tiene la más mínima idea de lo que significa el arbitraje; mucho menos Héctor Mancilla. Carlos González y Óscar Trejo, las “cartas fuertes” de la instrucción técnica, han demostrado su incapacidad para formar árbitros, tanto en temas reglamentarios, de interpretación, compromiso y vergüenza profesional. Los mismos árbitros no proponen nada, no luchan por sus carreras y no exigen tratos dignos. Tienen prostituida su dignidad por los honorarios que cobran cada que dirigen. Sobran dedos en una mano para señalar a los que se salvan. Delgadillo, Orozco, Paco Chacón…. se me acaban los nombres, no es posible que entre 21 árbitros de Primera División sólo se rescaten 3.
Vuelvo a señalar lo que escribí hace ya mucho tiempo, en la primera entrada a este blog. México necesita un instructor de talla internacional, un gigante del silbato, del tamaño de Collina, Bussacca o Larrionda. Esperen, en México tenemos un gigante del silbato, preparado por FIFA para instruir árbitros, el juez con más partidos dirigidos en Copas del Mundo, el hombre récord: Armando Archundia. ¿Y qué pasó con él? Lo llevaron a la Comisión por alguna extraña presión política, pero Padilla y su pandilla lo cepillaron a la primera oportunidad que tuvieron.
El arbitraje mexicano se lanzó en una resbaladilla interminable hace casi 10 años, cuando Edgardo Codesal salió de ella. Arturo Yamasaki intentó hacerlo de la mejor manera, sin buenos resultados, pero sin escándalos tan bochornosos como los que hemos visto en la administración de Padilla.
La única solución viable en este momento está en boca de todos. La Comisión de Arbitraje necesita personas que sepan de qué se trata. Padilla y Mancilla no entran en esta categoría; González y Trejo tampoco. Es obvio que no saben cómo hacer su trabajo.
De qué les sirve tener grandes atletas, cuando éstos no llegan a la línea de fondo para detectar que un balón salió del terreno más de medio metro. De qué les sirve correr más de 10 kilómetros en 90 minutos, cuando en el momento clave, su ubicación les impide ver las jugadas con claridad e inventan cosas.
Un buen amigo me comentó que el equipo que debería descender esta temporada es el arbitral. Después de considerarlo un poco, el descenso sería injusto para los equipos de la Liga de Ascenso, o para Segunda y Tercera; vaya, ni para el amateur.
Colofón
Para otra ocasión más extensa quedará la felicitación a Paul Delgadillo por su buena actuación del sábado en el Jalisco. La próxima jornada repetirá y tendrá la oportunidad de demostrar por qué es uno de los tres que valen la pena.
TA S
Fe de erratas. Menciono a Héctor Mancilla como miembro de la Comisión de Arbitraje, pero ése es el delantero de Tigres. Rafael Mancilla es el nombre correcto. Gracias a Gabriel Gómez 8ex-árbitro) que me lo hizo notar.
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