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martes, 16 de julio de 2013

La bolita de cristal

¿Historiador o profeta? Muchos no se atreven a ser profetas, prefieren la comodidad de relatar los hechos, en lugar de adelantarse a los mismos y aventurarse a dar un pronóstico. Con ese afán protagónico y polémico que caracteriza al del teclado, me incluyo entre los que adquieren el compromiso de viajar al futuro, para señalar lo que creen que va a suceder en un ámbito determinado. En las siguientes líneas los invito a conocer lo que pienso que sucederá con el gremio arbitral en el Apertura 2013 de la nueva Liga Bancomer MX.

Bien dicen que para entender el presente, hay que conocer el pasado; de la misma manera hay que analizar lo que ha sucedido antes, para tratar de vislumbrar lo que está por venir. En ese sentido, la actuación de los árbitros mexicanos y sus dirigentes en los últimos cinco años, ha sido de regular a catastrófica. Con grandes excepciones, como la Liguilla recién terminada del Clausura 2013, el promedio no se ubica más arriba de los 7 puntos, y aquí viene el primer pronóstico general: No avanzará mucho más, aunque tampoco retrocederá.

Hay evidencias de que se puede presentar una mejoría en el arbitraje mexicano. Al igual que sucede con los equipos, el máximo nivel se encuentra en las instancias más avanzadas de la competencia, aunque los del silbato no tienen tanto margen de error. Deben empezar con los buenos trabajos desde la Jornada 1, elevando su efectividad conforme transcurra el campeonato.

Pasando a casos particulares, hay algunos árbitros que estarán en la mira de todos, ya sea por lo que se espera positivamente de ellos, por su crecimiento profesional, o la confirmación de que no sirven para este bello oficio.

Los indiscutibles que estarán en el ojo del huracán son los premundialistas. Marco Rodríguez y Roberto García, junto con sus asistentes, deberán refrendar la confianza que les tiene FIFA, demostrando que tienen más méritos que otros compatriotas para representar a México en Brasil. Lamentablemente, más Roberto que Marco, tendrán sus acostumbradas actuaciones irregulares, comodinas o intransigentes. Aún así, el nivel arbitral de sus colegas está un par de escalones más abajo, así que mantendrán su lugar en la élite arbitral mexicana.

Paul Delgadillo y Francisco Chacón serán los otros dos que carguen con la responsabilidad de completar la terna de los mejores cuatro árbitros del país. Este nuevo torneo será la prueba definitiva de Chacón, para saber si sus indiscretas verdades externadas acerca de la Comisión de Arbitraje le cobran la factura con intereses, o queda en el olvido. Ya saben que soy ferviente seguidor del guanajuatense, pero no creo que vuelva a figurar y probablemente hasta le remuevan el gafete de FIFA. Espero equivocarme.

El Joven Maravilla, César Ramos Palazuelos, aumentará su nivel considerablemente; recibirá la oportunidad de portar el gafete de FIFA que le quiten a alguno de los que no lo merecen (¡Arellano, Fabricio, cuidado!), o de alguno que tenga cuentas pendientes con los jefes (Chacón, Flores). Otra vez faltará a la Final porque ni Marco ni Roberto volverán a estar de viaje, mas no por carecer de méritos. El mismo futuro le auguro a Toño Pérez Durán, que junto con Ramos se convertirán en los referentes arbitrales mexicanos, y futuros mundialistas en 2018.

Tendremos también el debut de un muy buen prospecto que llega de la Liga de Ascenso. Roberto Ríos Jácome tiene muchas condiciones para ser figura del arbitraje. Si la Comisión vuelve a acertar en su manejo como lo hizo con el Joven Maravilla, en tres o cuatro torneos será una realidad. En el Apertura deberá tener entre cinco y seis designaciones mínimo para demostrar.

Del trío infernal, comandado por Voldemort Zanjuampa, no se puede pronosticar nada bueno. Ni el Señor Tenebroso, ni los Migueles, Ayala y Chacón, harán mayores logros que juntar 10 ó 12 designaciones entre todos, que son las que le urgen a otros mejores prospectos, como Óscar Macías. Santander y Bisguerra están en el limbo, de donde es poco probable que salgan.

Por último, pero no menos importante, está la labor presidencial. Rafael Mancilla demostró, aunque haya sido con un solo elemento, que si quiere, puede. Ahí tiene varias carreras más que puede solidificar, rescatar y empezar a crear. Debe recuperar a Erim Ramírez; debe consagrar a Ramos y Pérez Durán; debe llevar con mesura a Ríos Jácome; debe controlar a Marco y a Roberto; debe reforzar su cuerpo de asesores e instructores, y muy importante, no puede dejar que un asunto personal, nos prive del mejor árbitro de México, que es Francisco Chacón. Son seis tareas que considero esenciales para el futuro inmediato del arbitraje mexicano. Tengo la confianza de que tendrá éxito en al menos tres de ellas.

Prometo republicar este texto la semana posterior a la Final del Apertura 2013, para saber cómo me fue. Pero si de una vez tienen algo que aportar, reclamar, añadir o eliminar, los invito a debatir, practicando el Juego Limpio eso sí.


@Javierglevy @ReglaCinco

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