Peruano de nacimiento, mexicano por adopción, chino por
alguna ocurrencia de sus amigos. Hoy 23 de julio de 2013, con 84 años a cuestas
y un exceso de equipaje lleno de triunfos, historias y anécdotas, Arturo
Yamasaki Maldonado partió del mundo terrenal, a la vida después de la vida.
Su carta de presentación es haber dirigido aquel memorable
encuentro entre Alemania e Italia en 1970. Se le llama el Partido del Siglo,
aunque con dos centurias de futbol mundial, puede convertirse ya en el Partido
de la Historia. Y ese juego lo arbitró él. En su palmarés también se encuentran
los Mundiales de 1962 y 1966, así como los Juegos Olímpicos de 1968 y 1972.
Su faceta pública lo ubicó como instructor de árbitros
mexicanos, asesor de la Federación, Presidente de la Comisión de Arbitraje y
referente arbitral mexicano durante 45 años, desde su llegada al país en el
lejano 1968.
Desde su retiro de las canchas en 1975, hasta su retiro
definitivo de la instrucción hace apenas dos años, Yamasaki forjó a todos y
cada uno de los árbitros mexicanos de nuestra historia moderna. No vale la pena
escribir nombres, sencillamente fueron TODOS los que pasaron por sus consejos,
regaños, charlas y una que otra pachanga, porque ésas también instruyen.
En privado, en su círculo compuesto por árbitros
especialmente, la constante eran las risas, las groserías, los chistes y el
jolgorio. Para todos sus pupilos siempre se hacía un momento, no importaba si
eran los más jóvenes de Tercera División o los consagrados internacionales.
A título personal, debo reconocer que tuve mis encontronazos
con el “Profe”. Primero como árbitro y después como Delegado de Jalisco, pero
siempre en el más estricto profesionalismo, porque también sabía ser
profesional, decidido, íntegro y determinado.
Jalisco fue su segunda casa en México, donde pasó una larga
temporada formando árbitros en los años ochenta y noventa, apoyando al también
finado Jorge Salles Cuervo, en una dupla espectacular que le trajo a este
estado sus momentos de máximo esplendor en el arbitraje nacional. Hoy, se
vuelven a reunir en el Cielo.
Ya que hemos llegado a su relación con Jalisco y el
licenciado Salles Cuervo, el cuerpo se me estremece al recordar la despedida
que le hizo el “Profe” a su querido amigo hace poco más de 10 años. Al pie de
su ataúd, al término de la misa de cuerpo presente, tomó un silbato, y con el
aliento cortado por la tristeza, silbó tres veces, señalando el final del
“partido”.
Es difícil encontrar las palabras idóneas para describir lo
que significó Arturo Yamasaki para el arbitraje mexicano y mundial. Lo más
fácil es decir que todo, pero incluso así temo quedarme corto. Es de esas
pérdidas que marcarán la historia, que todos los que admiramos y conocimos al
“Chino”, recordaremos siempre.
Este fin de semana tiene designación en el Cielo, para
dirigir un partido de Estrellas, donde sólo hacía falta el juez.
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