Hace poco más de seis meses, con motivo del partido Toluca
vs León del Apertura 2012, publiqué un texto titulado Misterios del Juego Limpio, en relación a un gol conseguido por el
equipo Toluca justo después de la lesión del defensa leonés Mascorro. Hoy, con
motivo de un intercambio muy interesante de ideas con mi querido amigo Mauricio
Cabrera, añadimos una segunda parte a esto que ahora se convertirá en serial,
cada que el Fair Play nos lo demande. Toca el turno a Christian “Chucho”
Benítez, delantero ecuatoriano del América, que en el anterior partido contra
Monarcas, en una sola jugada, inspiró todo un texto.
En algún momento del primer tiempo (la memoria me acaba de
pasar una terrible jugada), Benítez ingresa a velocidad al área moreliana por
el lado izquierdo; Uriel Álvarez viene en la marca, pero al verse superado por
la potencia del ecuatoriano, se lanza con el hombro-espalda contra las piernas
del delantero. El contacto del defensor da en el blanco, “Chucho” da un
pequeñísimo paso en falso, sin embargo se mantiene en pie, controla el balón y
encara a Vilar. Otra vez me pierdo en los pantanos de la memoria y ya no sé si
la tapó el arquero, se envió un centro y nadie remató o qué pasó, el asunto es
que el lance de Álvarez y la permanencia en pie de Benítez son lo trascendental
en este tema.
Primero vayamos al terreno de la especulación y los malditos
hubieras. Si Benítez afloja el cuerpo y cae, producto de la tacleada del
defensor, el penal era inobjetable. Hasta ahí vamos bien. Si, tal como sucedió,
el ecuatoriano sigue en pie con balón controlado, pero falla en su intento de
causar daño de gol, ¿estaba el árbitro en posibilidad de señalar la falta
previa? Yo digo que no, y me explico.
El reglamento, palabras más, palabras menos, dice lo
siguiente (aquí la memoria me funciona de maravilla todavía): “Para que el
árbitro conceda una ventaja, ésta debe ser inmediata y clara, en caso de no
concretarse, puede volver a señalar la infracción”. En otras palabras, hay
ventaja cuando no señalar una falta te deja mejor parado en el campo que si se
señala la misma. Si la ventaja se pierde en el siguiente pase o disparo,
principalmente porque la estabilidad del jugador que recibe la falta y/o el
control del balón se comprometen, es deber del árbitro volver sobre sus pasos.
Si en cambio, el jugador que recibe la falta primaria mantiene el balón en su
poder, sigue avanzando sin modificar, ni perder, su estabilidad y velocidad, la
ventaja se habrá consumado y no hay manera de echarse para atrás.
Ahora, ¿por qué el título y la explicación del primer
párrafo hablan del Juego Limpio de Benítez? Me parece que es simple, pero muy
enriquecedor y loable de parte del delantero americanista. Privilegió el avance
sobre la meta contraria, en lugar de conseguir un penal que parecía nítido.
“Chucho” podrá tener algunos defectos personales y futbolísticos que no vale la
pena mencionar, pero en esta ocasión demostró una lealtad, fiereza y hambre de
sobresalir, que venció por goleada a la práctica fácil de conseguir el penal y
cumplir.
Actitudes como la de Benítez deberían ser la regla, no la
excepción. Criterios como los aplicados por Paul Delgadillo en ese juego,
deberían ser la regla, no la excepción. Ya entrados en el tema del arbitraje en
Morelia, creo que fue de primerísimo nivel. Víctor Romero estuvo genial en el
gol del empate y la jugada del penal, mientras que el mismo Delgadillo dio una
cátedra de aplicación de la ventaja en ese mismo lance de la pena máxima.
Después de la falta de Vilar sobre Raúl Jiménez, el balón sale a la zona donde
cerraba el mismo Chucho; Paul detecta la posibilidad del remate a portería y
espera el resultado; una vez que el balón toma una trayectoria que impediría el
remate claro al arco, vuelve a la falta original y expulsa a Vilar sin
misericordia.
Esa jugada es la muestra más clara de cómo se aplica una
ventaja. Volvamos a los hubieras. Si Benítez llegaba franco a la portería para
rematar, pero fallaba por el motivo que fuese tras el disparo inmediato, el
árbitro debe regresar al penal. Como la ventaja no fue clara ni inmediata, se
señala la pena máxima, vienen las sanciones disciplinarias correspondientes y
listo. No es lo mismo que la jugada con Uriel Álvarez, ya que en ese caso, el
delantero tiene más ventaja (aunque no lo parezca) al encarar al arquero con
balón controlado en movimiento, que desde la inmovilidad del manchón de los
once metros. Si no tuvo la capacidad o suerte de concretar el gol, el árbitro
no puede regresarse. Es como juzgar dos veces a una persona por el mismo
delito.
Colofón:
Les dejo el enlace del primer episodio de Misterios del Juego Limpio
http://reglacinco.blogspot.mx/2012/08/misterios-del-juego-limpio.html
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