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martes, 12 de marzo de 2013

Misterios del Juego Limpio II


Hace poco más de seis meses, con motivo del partido Toluca vs León del Apertura 2012, publiqué un texto titulado Misterios del Juego Limpio, en relación a un gol conseguido por el equipo Toluca justo después de la lesión del defensa leonés Mascorro. Hoy, con motivo de un intercambio muy interesante de ideas con mi querido amigo Mauricio Cabrera, añadimos una segunda parte a esto que ahora se convertirá en serial, cada que el Fair Play nos lo demande. Toca el turno a Christian “Chucho” Benítez, delantero ecuatoriano del América, que en el anterior partido contra Monarcas, en una sola jugada, inspiró todo un texto.

En algún momento del primer tiempo (la memoria me acaba de pasar una terrible jugada), Benítez ingresa a velocidad al área moreliana por el lado izquierdo; Uriel Álvarez viene en la marca, pero al verse superado por la potencia del ecuatoriano, se lanza con el hombro-espalda contra las piernas del delantero. El contacto del defensor da en el blanco, “Chucho” da un pequeñísimo paso en falso, sin embargo se mantiene en pie, controla el balón y encara a Vilar. Otra vez me pierdo en los pantanos de la memoria y ya no sé si la tapó el arquero, se envió un centro y nadie remató o qué pasó, el asunto es que el lance de Álvarez y la permanencia en pie de Benítez son lo trascendental en este tema.

Primero vayamos al terreno de la especulación y los malditos hubieras. Si Benítez afloja el cuerpo y cae, producto de la tacleada del defensor, el penal era inobjetable. Hasta ahí vamos bien. Si, tal como sucedió, el ecuatoriano sigue en pie con balón controlado, pero falla en su intento de causar daño de gol, ¿estaba el árbitro en posibilidad de señalar la falta previa? Yo digo que no, y me explico.

El reglamento, palabras más, palabras menos, dice lo siguiente (aquí la memoria me funciona de maravilla todavía): “Para que el árbitro conceda una ventaja, ésta debe ser inmediata y clara, en caso de no concretarse, puede volver a señalar la infracción”. En otras palabras, hay ventaja cuando no señalar una falta te deja mejor parado en el campo que si se señala la misma. Si la ventaja se pierde en el siguiente pase o disparo, principalmente porque la estabilidad del jugador que recibe la falta y/o el control del balón se comprometen, es deber del árbitro volver sobre sus pasos. Si en cambio, el jugador que recibe la falta primaria mantiene el balón en su poder, sigue avanzando sin modificar, ni perder, su estabilidad y velocidad, la ventaja se habrá consumado y no hay manera de echarse para atrás.

Ahora, ¿por qué el título y la explicación del primer párrafo hablan del Juego Limpio de Benítez? Me parece que es simple, pero muy enriquecedor y loable de parte del delantero americanista. Privilegió el avance sobre la meta contraria, en lugar de conseguir un penal que parecía nítido. “Chucho” podrá tener algunos defectos personales y futbolísticos que no vale la pena mencionar, pero en esta ocasión demostró una lealtad, fiereza y hambre de sobresalir, que venció por goleada a la práctica fácil de conseguir el penal y cumplir.

Actitudes como la de Benítez deberían ser la regla, no la excepción. Criterios como los aplicados por Paul Delgadillo en ese juego, deberían ser la regla, no la excepción. Ya entrados en el tema del arbitraje en Morelia, creo que fue de primerísimo nivel. Víctor Romero estuvo genial en el gol del empate y la jugada del penal, mientras que el mismo Delgadillo dio una cátedra de aplicación de la ventaja en ese mismo lance de la pena máxima. Después de la falta de Vilar sobre Raúl Jiménez, el balón sale a la zona donde cerraba el mismo Chucho; Paul detecta la posibilidad del remate a portería y espera el resultado; una vez que el balón toma una trayectoria que impediría el remate claro al arco, vuelve a la falta original y expulsa a Vilar sin misericordia.

Esa jugada es la muestra más clara de cómo se aplica una ventaja. Volvamos a los hubieras. Si Benítez llegaba franco a la portería para rematar, pero fallaba por el motivo que fuese tras el disparo inmediato, el árbitro debe regresar al penal. Como la ventaja no fue clara ni inmediata, se señala la pena máxima, vienen las sanciones disciplinarias correspondientes y listo. No es lo mismo que la jugada con Uriel Álvarez, ya que en ese caso, el delantero tiene más ventaja (aunque no lo parezca) al encarar al arquero con balón controlado en movimiento, que desde la inmovilidad del manchón de los once metros. Si no tuvo la capacidad o suerte de concretar el gol, el árbitro no puede regresarse. Es como juzgar dos veces a una persona por el mismo delito.

Lo rescatable de este partido en temas de Juego Limpio y aplicación de la ventaja son Christian Benítez y Paul Delgadillo. El primero, dando un gran ejemplo de lealtad deportiva; el segundo, dando una clase magistral de la aplicación de la ventaja.

Colofón: 
Les dejo el enlace del primer episodio de Misterios del Juego Limpio
http://reglacinco.blogspot.mx/2012/08/misterios-del-juego-limpio.html

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