Apenas la semana anterior, escribí en este espacio que los
comunicadores debíamos tener un comportamiento de más respeto hacia nuestra
audiencia, ya fuera en la televisora más importante del país, o en un pequeño
blog. Los que nos leen o escuchan, merecen que respetemos su inteligencia y el
favor de seguirnos, con información veraz, fundamentada y responsable. Pero
también las instituciones que emiten comunicados oficiales de su ámbito de
acción, tienen esa misma responsabilidad con el público que recibe sus
boletines. El manejo que dio la Federación Mexicana de Futbol (FMF) al caso de
las pruebas físicas de Marco Rodríguez, fue una lamentable, desvergonzada e
insultante falta de respeto a la inteligencia de las personas que seguimos con
atención el desarrollo de nuestro futbol mexicano.
Si Marco Rodríguez estaba haciendo una evaluación
extraoficial para conocer su estado físico, previo a la prueba real, es
absolutamente irrelevante por un montón de motivos. La actividad arbitral ya es
considerada como una fuente más de los que cubren la Liga y la Federación. Todo
mundo está atento a lo que sucede con los silbantes, que además son juzgados
con mucha severidad por los medios de comunicación. En este simple contexto, la
presencia del árbitro más polémico de México en la pista esa mañana no está
justificada, porque la posibilidad de que algo saliera mal era grande, como al
final sucedió.
Para desgracia del gremio, y beneficio de los que seguimos
el arbitraje, hay muchas personas dispuestas dentro de la Comisión de Árbitros
a compartir información delicada. La manera de obtener información por
filtraciones, muchas veces maliciosas, es un arma de doble filo muy peligrosa. Nunca
sabemos por qué alguien suelta la sopa; si es sólo por chismoso, por convicción
de hacer públicos los malos manejos que sufren, o hasta para ganar posiciones,
en detrimento de algún compañero. Bien dice mi compadre David, “haiga sido como
haiga sido”, el asunto es que se filtró a la prensa que Marco Rodríguez no
había completado la prueba de resistencia y estaría inhabilitado el resto del
torneo. Catástrofe de proporciones mundiales, que vía la herramienta más rápida
de comunicación de estos días, Twitter, se propagó por todo el mundo en
cuestión de minutos.
La Comisión de Arbitraje y la FMF se vieron envueltos en un
huracán de rumores, de críticas y de noticias que iban desde lo más sensato
hasta lo más ridículo. Como ya lo he escrito antes también en este espacio, los
dirigentes del futbol de este país tienen un pavor inmenso a Marco Rodríguez.
Ignoramos qué habrá pasado en esas escasas tres horas que transcurrieron entre
la filtración de la reprobada de Chiqui, y la publicación del boletín de prensa
más ridículo e irrespetuoso que he leído en muchos años. “La preparación de
Marco Antonio Rodríguez no fue la misma que el resto de los árbitros que
tuvieron en diciembre una pretemporada, debido a que Rodríguez representó a la
Concacaf y a la Federación Mexicana de Fútbol en el Mundial de Clubes celebrado
en Japón”, se leía en el comunicado oficial de la FMF, con lo que pretendieron
justificar que el silbante realizara la prueba “oficial” dos días más tarde.
Entonces aquí comienza el aluvión de preguntas que se quedan
en el aire, con esta demostración de impunidad que manifestó la Federación con
su comunicado. Si Marco no fue al Mundial de Clubes solo, ¿por qué sus
asistentes, Torrentera y Quintero, sí aprobaron sus evaluaciones a la primera
oportunidad? ¿Qué estaba haciendo Rodríguez en la pista, si no contarían sus
vueltas? ¿Acaso era para ver si pegaba, y con el pretexto del Mundial lo
dejaban salirse con la suya? ¿Con qué amenazó el silbante a sus dirigentes si
no le reprogramaban su evaluación? ¿Por qué en México les piden 15 vueltas al
circuito de las pruebas, si FIFA sólo exige 10? ¿Verdaderamente la Federación
Mexicana de Futbol cree que somos tan tontos para no darnos cuenta de sus
mentiras viles?
La Jornada 2 la tuvo que ver Marco Rodríguez desde la
comodidad de su sillón favorito, ya que no fue tomado en cuenta para dirigir.
Ya lo único que nos faltaba era que lo programaran después de tremendo sainete
que organizó, pero por lo menos en algo hubo un poco de cordura en la Comisión
de Arbitraje.
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