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martes, 15 de enero de 2013

Siguen pensando que somos idiotas


Apenas la semana anterior, escribí en este espacio que los comunicadores debíamos tener un comportamiento de más respeto hacia nuestra audiencia, ya fuera en la televisora más importante del país, o en un pequeño blog. Los que nos leen o escuchan, merecen que respetemos su inteligencia y el favor de seguirnos, con información veraz, fundamentada y responsable. Pero también las instituciones que emiten comunicados oficiales de su ámbito de acción, tienen esa misma responsabilidad con el público que recibe sus boletines. El manejo que dio la Federación Mexicana de Futbol (FMF) al caso de las pruebas físicas de Marco Rodríguez, fue una lamentable, desvergonzada e insultante falta de respeto a la inteligencia de las personas que seguimos con atención el desarrollo de nuestro futbol mexicano.

Si Marco Rodríguez estaba haciendo una evaluación extraoficial para conocer su estado físico, previo a la prueba real, es absolutamente irrelevante por un montón de motivos. La actividad arbitral ya es considerada como una fuente más de los que cubren la Liga y la Federación. Todo mundo está atento a lo que sucede con los silbantes, que además son juzgados con mucha severidad por los medios de comunicación. En este simple contexto, la presencia del árbitro más polémico de México en la pista esa mañana no está justificada, porque la posibilidad de que algo saliera mal era grande, como al final sucedió.

Para desgracia del gremio, y beneficio de los que seguimos el arbitraje, hay muchas personas dispuestas dentro de la Comisión de Árbitros a compartir información delicada. La manera de obtener información por filtraciones, muchas veces maliciosas, es un arma de doble filo muy peligrosa. Nunca sabemos por qué alguien suelta la sopa; si es sólo por chismoso, por convicción de hacer públicos los malos manejos que sufren, o hasta para ganar posiciones, en detrimento de algún compañero. Bien dice mi compadre David, “haiga sido como haiga sido”, el asunto es que se filtró a la prensa que Marco Rodríguez no había completado la prueba de resistencia y estaría inhabilitado el resto del torneo. Catástrofe de proporciones mundiales, que vía la herramienta más rápida de comunicación de estos días, Twitter, se propagó por todo el mundo en cuestión de minutos.

La Comisión de Arbitraje y la FMF se vieron envueltos en un huracán de rumores, de críticas y de noticias que iban desde lo más sensato hasta lo más ridículo. Como ya lo he escrito antes también en este espacio, los dirigentes del futbol de este país tienen un pavor inmenso a Marco Rodríguez. Ignoramos qué habrá pasado en esas escasas tres horas que transcurrieron entre la filtración de la reprobada de Chiqui, y la publicación del boletín de prensa más ridículo e irrespetuoso que he leído en muchos años. “La preparación de Marco Antonio Rodríguez no fue la misma que el resto de los árbitros que tuvieron en diciembre una pretemporada, debido a que Rodríguez representó a la Concacaf y a la Federación Mexicana de Fútbol en el Mundial de Clubes celebrado en Japón”, se leía en el comunicado oficial de la FMF, con lo que pretendieron justificar que el silbante realizara la prueba “oficial” dos días más tarde.

Entonces aquí comienza el aluvión de preguntas que se quedan en el aire, con esta demostración de impunidad que manifestó la Federación con su comunicado. Si Marco no fue al Mundial de Clubes solo, ¿por qué sus asistentes, Torrentera y Quintero, sí aprobaron sus evaluaciones a la primera oportunidad? ¿Qué estaba haciendo Rodríguez en la pista, si no contarían sus vueltas? ¿Acaso era para ver si pegaba, y con el pretexto del Mundial lo dejaban salirse con la suya? ¿Con qué amenazó el silbante a sus dirigentes si no le reprogramaban su evaluación? ¿Por qué en México les piden 15 vueltas al circuito de las pruebas, si FIFA sólo exige 10? ¿Verdaderamente la Federación Mexicana de Futbol cree que somos tan tontos para no darnos cuenta de sus mentiras viles?

La Jornada 2 la tuvo que ver Marco Rodríguez desde la comodidad de su sillón favorito, ya que no fue tomado en cuenta para dirigir. Ya lo único que nos faltaba era que lo programaran después de tremendo sainete que organizó, pero por lo menos en algo hubo un poco de cordura en la Comisión de Arbitraje.

La reflexión que queda de todo este cochinero, porque no encuentro una palabra más elegante para describirlo, es que Marco Rodríguez es el dueño de la Comisión de Arbitraje, y que la FMF sigue pensando que vivimos en la época feudal y cree que todo lo que dice es ley, pésele a quien le pese, le crean o no. Vaya muestra de prepotencia y desvergüenza de la que hizo gala nuestra querida Federación.

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