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jueves, 17 de febrero de 2011

Una vez más

Es complicado volver a escribir una opinión de futbol y arbitraje cuando ha pasado tanto tiempo desde la última vez. Fue en 2006, durante el Mundial de Alemania. Todavía leo algunas de las columnas publicadas y claro que entra la nostalgia. Para ver algunas de las colaboraciones de esa época los invito a entrar en http://hemeroteca.informador.com.mx/ donde en el motor de búsqueda avanzada pueden utilizar las palabras "regla" y "cinco". Si escogen el año 2006 podrán leer las publicaciones durante el Mundial. Los resultados los arroja en formato PDF, pero sin vínculo específico, así que la búsqueda es obligatoria para encontrar las columnas.
Casi cinco años más tarde, después de concluir voluntariamente con mi carrera como asesor de árbitros de la Comisión de Arbitraje de la Femexfut, me siento con la obligación de manifestarme. Para nadie de los que seguimos el futbol mexicano y mundial con regularidad, es un secreto que el gremio arbitral es el más atrasado en cuanto a su desarrollo y uso de tecnología. No se diga de la urgente profesionalización del sector, y en el caso concreto de México, de la imperiosa necesidad de buscar mejores alternativas en las áreas de instrucción para los silbantes. Y como la labor de un opinador no es nada más la de criticar visceralmente y señalar errores (gracias por esos consejos Sergio), ésta es mi propuesta, con nombres, apellidos y presupuesto para mejorar la instrucción arbitral en México.
Con el dinero que ingresa la Federación por conceptos de la mina de oro vestida de verde, más los jugosos (y lácteos) patrocinios de la Comisión de Arbitraje, bien se podría destinar una buena partida para el salario de un instructor de calidad mundial. Elizondo, Collina, Firsk (aquél sueco de gran calidad moral y mejores capacidades arbitrales) o Merk, serían candidatos naturales. El argentino y el italiano no tendrían problemas de comunicación, pero el sueco y el alemán podrían impartir al principio en inglés, y con su alta cultura, aprender español en cuestión de pocos meses. Su trabajo en México se podría prolongar por un año, en el cual se apoyarían en Armando Archundia y eventualmente capacitarlo para que en el futuro tome las riendas de la instrucción. ¿Cuánto? 250 mil dólares por un año me suena como una cantidad justa, más tomando en cuenta que el salario del cuarpo técnico de la Selección Nacional tiene cuando menos un cero adicional.
Los intentos anteriores de buscar afuera han sido desafortunados, por decir lo menos. Rodolfo Cibrián, el salvadoreño, ni siquiera hubiera sido uno del montón en México, así que su participación en nuestro país no merece una opinión mayor. Y la aparición del español García Aranda, que supuestamente es el asesor de lujo de los árbitros mexicanos, demostró en el anterior Mundial de Sudáfrica como máximo responsable de los silbantes de Fifa, que no tiene la jerarquía ni la capacidad para ayudarnos.
Cuando los directivos del futbol comprendan realmente, no de dientes para afuera, que los árbitros son al final de cuentas los principales responsables de su negocio y de cuidar la salud de sus activos más importantes (los jugadores obvio), podremos ver estos cambios tan necesarios. Antes, difícilmente sucederá.

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