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martes, 19 de noviembre de 2013

De cara a la Liguilla

Después del receso obligado en el inicio de la Liguilla por el partido de México en Wellington, este fin de semana comenzará el otro campeonato, el que define al campeón de Liga, el que importa más que las 17 semanas anteriores.

Así como a las instancias definitivas llegan los mejores ocho equipos, o por lo menos los que lograron la mayor cantidad de puntos, así es como durante la fase regular, los árbitros se juegan un lugar en la lucha por su título particular. Recordemos que el equipo arbitral que dirige la Final de Vuelta, sin importar el campeón que resulte, se lleva su medalla de campeón, que es su máximo deseo.

Como es costumbre desde hace muchos años, la Comisión de Arbitraje nombra a sus mejores silbantes antes de la fase final, les organiza una pequeña concentración en el CAR y trabajan aspectos específicos en la parte física, técnica y mental, de cara a la lucha por el título.

Regularmente se nombra a 12 árbitros y 16 asistentes, como sucedió en esta concentración del 4 al 7 de noviembre pasados, aunque por su participación en el Mundial Sub17, Marco Rodríguez, Marvin Torrentera y Marcos Quintero, no estuvieron presentes. Con sus nombres, la lista pasa a 13 silbatos y 18 banderas.

A pesar de que en teoría el número ideal sería de ocho árbitros y 16 asistentes, para formar un equipo arbitral para cada partido de cuartos de final, se nos olvidan los cuartos árbitros. Por este motivo, se convoca a estas concentraciones a cuatro más, que en teoría sólo participarían desde la silla en la banda, pero desde la administración Padilla, la lógica ha dejado de tener sentido en la Comisión.

Recuerdo que en los tiempos de Codesal y Yamasaki, que son los que más claros tengo en la memoria, solamente ocho silbantes tenían derecho a dirigir. Ya sabíamos que los supuestos cuatro mejores iban a las vueltas, y del 5 al 8 a las idas. De esos ocho, cuatro avanzaban como centrales a semis y los otros cuatro se conformaban con la silla. Así seguía en la Final, y cada partido arbitrado, era la prueba para seguir en competencia, o bajarse del barco.

Ahora, es posible ver que árbitros que no están en los cuartos de final, dirijan semifinales; tal vez estén tratando de imponer un criterio estilo Copa del Mundo, pero no olvidemos que en este tipo de competencias van los mejores equipos arbitrales del MUNDO, y no petardos como Miguel Ángel Chacón.

La lista la conforman Roberto García Orozco (Fifa), Fernando Guerrero, Luis Enrique Santander, Oscar Macías, Jorge Antonio Pérez Durán, César Arturo Ramos, Jorge Isaac Rojas (Fifa), Ricardo Arellano (Fifa), Paúl Delgadillo (Fifa), Miguel Ángel Chacón, José Alfredo Peñaloza (Fifa), Francisco Chacón (Fifa) y Marco Rodríguez (Fifa). Destacan las ausencias de los internacionales Fabricio Morales, Miguel Flores y Erim Ramírez. A pesar de las malas actuaciones que puedan haber tenido en el torneo, ninguno de estos tres silbantes se acerca tantito a la inexistente capacidad de Miguel Chacón, que una vez más, aprovecha sus conexiones y amistad con los dirigentes, para arañar unos pesitos extras para completar el aguinaldo.

Sin participaciones internacionales de los premundialistas García y Rodríguez, como en la Liguilla anterior, aplicando la lógica incoherente de Mancilla y sus secuaces, Marco y Roberto están palomeados para los juegos grandes. Sólo una verdadera catástrofe los quitará de ahí, que en verdad tendría que ser escandalosa, porque recordemos que en la gira del adiós de Mauricio Morales, a pesar de tener una liguilla desastrosa, lo metieron con calzador en la Final de ida hace tres torneos.

Antes, teníamos la certeza de que los Brizio, Ramos Rizo, Alcalá o Archundia, eran elecciones cantadas, pero sustentadas por su trabajo en cancha. Hoy, Marco y Roberto disfrutan de las bondades de una Comisión de Arbitraje que privilegia su imagen internacional para tratar de meter a ambos en la lista final para Brasil, sin importarles la calidad de sus trabajos, el riesgo que representan para los equipos contendientes y la justicia deportiva que debe prevalecer.

Por el bien del futbol mexicano, de las aspiraciones de los dos por sellar el boleto a Brasil, y de la Comisión de Arbitraje que pueda presumir a dos mexicanos en el Mundial, ojalá Marco y Roberto nos hagan tragar estas palabras y demuestren por qué están palomeados para la Final, sin siquiera haber comenzado la Liguilla.

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