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martes, 24 de septiembre de 2013

La Sinfonía de Chacón

Después de varios minutos observando la pantalla vacía, sigo sin encontrar una palabra que defina lo que sucedió en el tema arbitral el sábado pasado en el Jalisco. Atlas y Veracruz tuvieron uno de los arbitrajes más polémicos y plagados de errores de los últimos años. En una actualidad arbitral como la mexicana, la probabilidad de que sucedan caos como éste es muy alta; lo que me llena de incredulidad y sorpresa, es que el responsable de todo esto haya sido el que considero mejor árbitro de México: Francisco Chacón.

Vamos por orden cronológico: La primera decisión contundente, es la expulsión del atlista Flavio Santos, al minuto 19. Es jugada aparatosa, imprudente del delantero rojinegro, pero desde mi punto de vista, sin las agravantes de brutalidad requeridos para una roja inobjetable. Como Chacón no dispone de la repetición, ni de la toma lateral, muy distinta a su perspectiva dentro del campo, pasamos este “error” a la categoría de comprensible, y hasta permitido, porque al final es una cuestión de apreciación.

Menos de 10 minutos después, viene la primera intervención decisiva de su asistente 1, el internacional Juan Joel Rangel. Reyna desborda a la defensa atlista, que le comete una falta, centímetros afuera de la línea del área penal. Rangel sigue el protocolo para indicar que la falta es dentro, y Chacón, con plena confianza en su asistente, lo avala. Otra jugada muy brava para el equipo arbitral, que nuevamente se resuelve con muchas dudas. Vamos otra vez a dar el beneficio de la duda a Rangel y Chacón, ya que incluso las repeticiones televisivas no son absolutamente claras.

Ocho minutos después del penal para Veracruz, viene el terror de los árbitros: el síndrome de la compensación. El futbolista más perseguido de la liga, el que más faltas comete y al que menos quieren los silbantes, se mete al área escuala, forcejea con Jiménez en buena lid, pero se afloja como esponja, y Chacón le compra el teatro. Penal para el Atlas, cortesía de nada más ni nada menos que Vicente Matías Vuoso. Aquí, desafortunadamente para todos los fanáticos de Francisco Chacón (entre los que me cuento), no hay defensa. Incluso en su mímica aduce que el visitante sujeta con ambos brazos al delantero, pero ni siquiera cerca estuvo de atinar en eso. Paco, las cámaras desnudan, acuérdate.

Un par de jugadas más tarde, Vuoso la vuelve a hacer. Desborda dentro del área nuevamente a Jímenez, que barre muy lejos de la pierna del argemex. Con esa natural cualidad para engañar que ha desarrollado, abre el compás un metro para patear la pierna del tiburón y actuar su caída. Clavadazo, falta, lo que quieran, pero nunca penal. Chacón se la volvió a comprar, aunque Bravo se encargó de devolver la mercancía defectuosa a la tribuna.

Cuando apenas se acomodaban los equipos en el segundo tiempo, tocó el turno a Miguel Chua, asistente 2, de contribuir en el concierto de errores. Pase filtrado a la banda derecha para Reyna, que está un metro adelantado. Desborda, hace una faena y sirve al colombiano Martínez para el 1-2 parcial. Grave error del asistente, que tampoco tiene defensa, mucho menos porque estaba bien ubicado y con Reyna a dos metros de él.

Poco después llega el tercer gol visitante y parecía que se sentenciaba el juego en favor de los Tiburones. Vuoso, el villano tramposo de esta película, se presenta en el marcador, esta vez de manera legítima, para poner el 2-3 a 15 minutos del final.

Cuando la presión del Atlas era mayor sobre el arco de Melitón, Ayala se hace expulsar, correctamente, en lo que parecía la debacle rojinegra. Quedaban cinco minutos de juego y los nueve zorros jugaban contra 11 tiburones.

Al minuto 93 con 55 segundos (se añadieron 4), al estilo de la NFL, una falta apenas pasando medio campo de Veracruz, es lanzada a la desesperada hacia el área visitante a ver qué pasa. Lo que pasó fue que en una primera “peinada”, el balón queda a merced de Omar Bravo, que deja en Rivera para lograr el agónico empate a tres goles. ¿Pero qué creen? Bravo estaba en claro fuera de lugar. Otra vez no hay defensa ni excusa que valga para Rangel, porque equivocarse en un fuera de juego a balón parado es imperdonable.

Absolutamente increíble lo que sucedió a Paco Chacón y su equipo el sábado en Guadalajara. Para desgracia del guanajuatense, la Comisión le va a aplicar toda la ley que le dispensa a Marco y Roberto, para mandarlo un par de jornadas mínimo a la congeladora. ¡Lástima Francisco, te tocó tu Waterloo!

martes, 17 de septiembre de 2013

Tan buenos (o malos) como los mejores

Ignoro si es una teoría que se me acabe de ocurrir, o alguien más ya la haya utilizado en cualquier ámbito de la vida (me inclino por lo segundo), pero después de observar las actuaciones de tres de los mejores árbitros de México el fin de semana anterior, se me prendió el foco de esta idea. Si la élite de nuestro arbitraje comete errores graves en sus partidos, es absolutamente natural que los menos favorecidos de sus compañeros, tampoco entreguen buenos resultados cada jornada.

Mi póquer personal de ases arbitrales en México lo conforman Francisco Chacón, Marco Rodríguez, Paul Delgadillo y Roberto García Orozco, en ese orden de capacidad. Durante la fecha 10 del Apertura 2013, sólo Paul Delgadillo estuvo en la banca, y lo mostrado por los tres restantes no tuvo nada de sobresaliente, por decir lo menos.

Por orden de aparición en la jornada, empecemos con Roberto García. En un partido complicado (Gallos vs Potros), por la situación del Atlante que va en caída libre a la división inferior, García Orozco mostró una vez más, como ya se ha convertido en una lamentable costumbre, una falta de compromiso y valentía alarmante. Dos ejemplos muy claros: Chepe Guerrero, capitán de los Potros, pegó patadas, protestó, le hizo un corte de manga y demás linduras, pero ni siquiera vio la tarjeta amarilla. El segundo, el “refuerzo” azulgrana Nanni, le pegó una patada brutal a Osuna que merecía su inmediata deportación por terrorismo deportivo, además, claro, de la tarjeta roja. Lo primero que menciono es una exageración por supuesto, pero lo segundo era claro, y no sucedió.

Francisco Chacón no tuvo una mala actuación en sí, pero como es de ingrata la profesión del silbato justiciero, en una jugada se ganó su lugar en la lista de la tercia de no ases. Cuando parecía que se consumaba la victoria de los Tigres en casa de Cruz Azul, se presenta una jugada en el área visitante que cambia todo. En un balón suelto, un delantero azul disputa el mismo el arquero Palos a una altura peligrosa; Chacón deja seguir, el balón se eleva, y cuando nuevamente el portero tigre va por el redondo, otro delantero cementero lo empuja, impidiendo que sujete el esférico, que queda a merced de Rojas, que lo manda a guardar. Chacón señala el centro del campo, pero instantes después detiene la celebración del gol, levanta el brazo y reanuda con tiro libre indirecto, avalando la recomendación de su asistente dos, Jimmy Acosta, que “vio” fuera de juego.

Confusión pura, ya que en la repetición no se aprecia ningún jugador medianamente cerca de estar adelantado, además de que en las primeras tomas, no se podía ver la señal del “bandera”. Al principio, deduje que se reanudó con indirecto por un juego peligroso, aunque también hubo un empujón a Palos. El caso es que la justicia deportiva prevaleció, no debía contar el gol cementero, pero la actuación de los árbitros dejó mucho que desear. A Chacón se le escaparon dos infracciones en una jugada trascendental, que le arregló su asistente, pero con otro error. Combate el fuego con fuego, dirán algunos.

Cerró la trilogía el amo y señor de la Comisión de Arbitraje, Marco Rodríguez, que también volvió a mostrarnos en el Chiapas vs Atlas, ese Chiqui irreconocible, benigno, temeroso incluso, aunque lo que a mí me parece es que sabe perfectamente lo que está haciendo, y simplemente no le importa.

Erpen casi le rompe la pierna a Muñoz Mustafá, pero el Señor de los Geles apenas atinó a señalar la falta. Por mucho menos de eso, Marco le pintaba de rojo la frente a cualquier jugador, en cualquier momento, en cualquier cancha. Ese árbitro ya no existe, lo raptaron los alienígenas y nos regresaron otro, porque ya no se me ocurre una explicación sensata a lo que sucede con Rodríguez Moreno. Bueno sí, pero es menos cómica que la historia de los extraterrestres.

Ya ha escrito antes, que Marco Rodríguez tiene tomada por asalto la Comisión de Arbitraje. Su Presidente y asesores le tienen un pavor inexplicable, que le da un poder igual de inexplicable para un subordinado. Él y García Orozco gozan de una impunidad que envidiarían los más corruptos de los políticos mexicanos. Ellos son los que dan la cara por nuestro arbitraje, pero lo que ven sus compañeros es falta de compromiso, falta de valor y un cinismo para seguirlo haciendo cada fin de semana, sin que nadie les ponga un alto. Chacón se metió en la lista por lo que puedo asegurar es un accidente, pero así, falló, y ése es el mensaje. Cuando los tres mejores fallan, ¿qué esperar de los otro seis?

Colofón

Me sigue diciendo mi Santa Madre cada que la ocasión lo amerita, que el bravucón llega hasta donde el cobarde quiere. Los dirigentes arbitrales son una banda de pusilánimes, que podrán tener todas las buenas intenciones del mundo y trabajar 16 horas diarias, pero mientras se sigan dejando hacer bullying por sus empleados, nadie los va a salvar. 

martes, 10 de septiembre de 2013

Esto es lo que merecemos

El sábado pasado sufrí una de mis peores crisis futboleras de los últimos tiempos. Ignoro si me estoy haciendo muy intolerante, ustedes me dirán si tienen la amabilidad de escribirme por alguno de los medios de contacto, pero lo que pude atestiguar por televisión de lo que sucedía en el Universitario de Monterrey, me puso verdaderamente de muy mal humor.

Para entrar en contexto, lo que supondría una fácil decisión de suspender definitivamente el partido entre Tigres y Chivas por una fuertísima tormenta eléctrica, se convirtió otra vez en un manoseo de las normas y reglas internacionales, además de las no escritas que tienen que ver con el respeto al público y al espectáculo.

Lo primero que me “abrió los ojos”, fue la decisión que anunciaron los comentaristas de la televisión alrededor de las 8.30 pm (tras media hora de suspensión), de que los árbitros esperarían a las 9 en punto para decidir si seguían con el partido. Primero, los árbitros no decidieron nada, fue evidentemente la dueña de nuestro deporte, Doña Tele, la que mantuvo viva la transmisión del juego en Monterrey, hasta que fuera hora de pasar al del Atlas. Ahí la primera burla.

Una vez que comenzó el encuentro entre Atlas y Santos se nos fue olvidando Monterrey, hasta que repentinamente se fue la señal de Guadalajara y regresamos al Universitario. Después de 90 minutos de suspensión, se reanudó el Tigres vs Chivas con menos de la mitad de los aficionados que habían llenado originalmente el Volcán, y con cientos de miles de atlistas y laguneros que ya no pudieron ver a sus equipos, hasta bien entrado el segundo tiempo. Ahí la segunda burla.

Por una de esas fortunas de la vida que en ocasiones experimentamos algunos, la semana anterior pude atender una conferencia sobre Economía Global, impartida por el exPresidente Ernesto Zedillo. Estuvo interesantísima, pero como lo nuestro es futbol y no globalización, me remito a citar una frase del Doctor en Economía: “Con la falta de democracia en nuestra región (América Latina, pero especialmente México), hemos tenido lo que tenemos, fracaso”. Desde que la escuché ese día, me quedé con las palabras muy grabadas en la mente, y ahora creo que es un buen momento para rescatarla. El nivel de respeto que obtenemos de dirigentes y televisoras al momento de “comprarles” el producto futbol, es el que nos merecemos: ¡Deplorable!

Afortunadamente, el espectáculo que brindaron Tigres y Chivas en su reanudación fue bastante bueno. Cinco goles, nerviosismo, intensidad y polémica llenaron la pantalla por 45 minutos. Vale aclarar que tanto el penal señalado contra Chivas, como el tercer gol de Pulido (porque aunque le haya pegado accidentalmente en la mano, él fue el último en tocar el balón y por eso el tanto le corresponde), son ambas decisiones acertadas del equipo arbitral.

Como aficionados todos, porque si bien el papel de los comunicadores es diferente al del espectador común, no dejamos de ser también consumidores, tenemos la obligación de exigir respeto a nuestra inteligencia, a nuestras aficiones y a nuestro tiempo.

En esta fuerte temporada de lluvias, hemos sido testigos, una y otra vez, de que lo más importante es que las transmisiones de futbol sigan en su horario, para que los intereses comerciales, los que mandan en nuestra liga, no se vean afectados. Las lesiones de los jugadores y los partidos imposibles de jugar con el agua hasta las rodillas no importan, lo que verdaderamente importa es el billete. Arizala y Boselli fueron las últimas víctimas del waterpolo en León, aunque estos pequeños detalles no significan nada contra las pérdidas originadas por una suspensión o retardo de un partido.


Mi labor como comunicador es externar mi opinión, mientras que la labor del aficionado que consume futbol, ya sea prendiendo la tele y dando puntos de rating, comprando su boleto del estadio o el último jersey de su equipo, es la de exigir sus derechos como consumidor. Mientras no crezcamos como esa parte esencial del negocio, vamos a seguir siendo atropellados por las decisiones mercantilistas de la televisión y los dirigentes de nuestra liga.

martes, 3 de septiembre de 2013

Los árbitros del TRI

En los próximos siete días, la selección mexicana de futbol se juega su pase al Mundial de Brasil 2014. Sin entrar en detalles de la zozobra que vivimos los aficionados por los malos resultados del equipo de José Manuel de la Torre, vamos a analizar a los dos hombres del silbato (sería políticamente incorrecto decir los de negro, no me vayan a tirar de racista) que dirigirán los encuentros contra Honduras y Estados Unidos.

El viernes 6 en el Azteca, Roberto Moreno, de Panamá, fue designado por la Confederación de Futbol para llevar las acciones al mejor escenario posible, reglamentariamente hablando. En principio parece una decisión acertada, ya que el canalero ha demostrado ser uno de los tres mejores árbitros del área en los últimos años. De hecho, después de prácticamente cualquiera de los mexicanos de primer nivel, Moreno pelea el sitio de honor solamente con el salvadoreño de sonrisa fácil, Joel Aguilar. Y no, ni Geiger ni Marrufo por los norteamericanos, están a su nivel.

La carrera del panameño ha dado un brinco en el último ciclo mundialista, ya que se encuentra en el grupo de aspirantes a la Copa Mundial del próximo año. Estuvo en la pasada edición del Mundial de Clubes en 2012 y en Mundial Sub20 de Turquía hace unos meses.

Ya es un viejo conocido de las canchas internacionales de Concacaf. Recibió su gafete de FIFA en 1996, y comenzó su carrera foránea de inmediato. Ha estado presente en las últimas seis eliminatorias mundialistas y en todas las ediciones de la nueva Liga de Campeones de Concacaf.

Es un árbitro con una gran condición física, pese a contar con 43 años de edad. Seguramente es su deseo terminar su exitosa carrera internacional con un Mundial, que se ve con muchas posibilidades.

El tema arbitral parece que no será factor el viernes, ya que se contará, en teoría, con un silbante acostumbrado a grandes presiones, escenarios repletos de aficionados y condiciones adversas.

Por desgracia, para el siguiente partido del TRI, el martes 10 de septiembre contra Estados Unidos, la responsabilidad arbitral cayó en Courtney Campbell, de Jamaica.

El apoyo desmedido que recibieron los países caribeños durante la dictadura del trinitario Jack Warner, no rindió ningún fruto al desarrollo del arbitraje, ya que los mandaron a dirigir a todos lados, sin la capacidad necesaria para hacerlo.

Courtney Campbell no es la excepción a esta regla. Con 44 años, a punto de llegar a los 45 del retiro en noviembre, tiene 54 encuentros internacionales desde 2004. Comparado con Moreno, que tiene 66, en ocho años más como internacional, se demuestran las oportunidades inequitativas para el área del Caribe. Aunque hay nueva “administración” en la Confederación, el daño está hecho.

Los árbitros caribeños son mitad incógnita, mitad certeza. La incógnita es que no se puede saber nunca en qué se van a equivocar ni la magnitud, pero la certeza es que lo van a hacer.

Los jugadores mexicanos tendrán que ser muy inteligentes y no darle al árbitro el margen de error para equivocarse. Deberán ser muy cuidadosos con la manera de disputar el balón, no tratar de engañarlo y evitar las jugadas defensivas para dejar adelantados a los contrarios, porque los asistentes son del mismo nivel que su central y en cualquier momento puede venir el error que defina el partido.

El texto anterior de Regla Cinco trataba de que el árbitro también juega, no sólo como un obstáculo o una pared, sino también tácticamente, ya que los encuentros se deben de planear, en ciertas medidas, en función del juez en turno.

Colofón
Ya regresó Francisco Chacón a las canchas de Primera División. Con su nivel en lo más alto, como siempre ha sido, el guanajuatense tuvo un redebut exitoso. Como muestra, el penal sancionado en contra de Toluca, que la mayoría prefiere señalar como tiro libre indirecto y rehuir a la responsabilidad. Ése no es el Chacón que conocemos y celebro que la inactividad y las presiones extracancha no lo hayan cambiado.