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martes, 30 de agosto de 2011

¡Rápense todos!

¡He descubierto el enigma de los malos trabajos arbitrales en el país! Hay que olvidarnos de los dirigentes chambones, hipócritas, embusteros; de los árbitros incapaces, temerosos, indisciplinados; de toda una estructura futbolística nacional que los desprecia y relega. El problema no está ahí, está en la cantidad, mucha, poca o incluso totalmente ausente, de pelo en la cabeza.

No he perdido mis cabales. Se los prometo. Después de tanto tiempo de ver cómo se deteriora el arbitraje en el país, cuando las teorías lógicas y analizadas no funcionan, hay que ir a lo verdaderamente descabellado, y lo digo de manera absolutamente literal. Y antes de que cierren el blog y no me terminen de leer por divagar, me explico. ¿A qué árbitro con reluciente cráneo ausente de materia capilar le entregaron anoche el Balón de Oro? A Mauricio Morales. ¿Qué otro árbitro guanajuatense fue el mejor del torneo anterior y dejó muestras de su calidad en la Copa América de Argentina? Francisco Chacón. ¿En qué se parecen ambos? Además de estar convertidos en dos figurones del arbitraje, los dos están bien PELONES. Sí, rapados, a coco, a lo Kojak, como quieran decirle.

He tenido la enorme fortuna de ver en vivo a estos dos señores en las canchas tapatías en semanas consecutivas. Primero fue Morales en el Estudiantes vs Pachuca de la jornada 6. Qué personalidad de tipo. Impone. Pero no se trata de imponer en régimen de terror, los jugadores lo respetan por ser lo que es, y no por temer que se le vayan a zafar los tornillos como a otros. Corre como si tuviera 10 años menos. Administra las tarjetas amarillas con templanza e inteligencia, y se vuelve implacable con las manifestaciones de violencia que atentan contra el juego limpio. ¿Verdad Jaime Ayoví que viste la fecha 7 en la tribuna por atizarle al Chelo Alatorre?

Y Francisco Chacón nos regaló otra cátedra de arbitraje el sábado pasado en el Jalisco, en el triunfo de los Tigres sobre el Atlas. De entrada, le sabe dar una fluidez inteligente al juego. No se trata de otorgar ventajas inservibles, cuando sancionar la falta perjudica más al beneficiado que al infractor. Igual que Morales, el uso de las tarjetas amarillas lo hace de manera excepcional. A faltas similares, sanciones iguales, sin importar el color de la camiseta. La expulsión de Vidrio, inobjetable, pero una muestra de actitud reglamentaria para poner en los libros de texto arbitral, fue la roja para Efrén Mendoza.

Corría el último minuto de la reposición del segundo tiempo. Alan Pulido se enfilaba con balón controlado hacia la meta de Pinto, cuando el juvenil rojinegro detuvo con una zancadilla al delantero regio. Roja cantada. Pero eso estuvo fácil, lo difícil es terminar el partido sin reanudar ni siquiera con la falta, porque el tiempo había terminado. Cualquier otro silbante chambón se hubiera ahorrado “el problema” de expulsarle otro jugador al Atlas, cuando no tenía sentido ni injerencia en el marcador la jugada. Pero Chacón no puede jugar con el reglamento de esa manera. Su capacidad se lo prohíbe.

La moda entre los árbitros del mundo de traer el look “Collina” ha crecido en los últimos años. El italiano fue el mejor del mundo, sin tener un pelo de tonto. El mejor árbitro europeo de la actualidad, Howard Webb, de Inglaterra, también carece de protección solar en la de pensar (aunque se resbaló feo en la final del Mundial). Y nuestros dos pelones mexicanos dominan la liga desde hace más de un año.

Cuando todas las soluciones posibles, e imposibles, no funcionan, hay que actuar. Y si lo que funciona es sacarle brillo a la pelona, en la Comisión de Árbitros deberían quitar tanto asesor inservible, para contratar un par de buenos peluqueros que pongan a todos los nazarenos en calidad de bolas de billar. He dicho.

TA S

miércoles, 10 de agosto de 2011

Lo mismo de siempre

Es muy complicado escribir una colaboración cada semana, con el afán de proponer, criticar con sentido y bases, cuando cada jornada vemos arbitrajes desastrosos, árbitros sin carácter ni personalidad y dirigentes que insisten en destruir lo que alguna vez fue nuestro más grande orgullo futbolístico: Los árbitros . Especialmente, cuando Antony Sanjuampa se merecería una tesis de cómo NO ser árbitro de Primera División, pero me mantengo en la postura de no hacerles perder su tiempo, ni el mío, dedicándole espacio a esta desgracia del arbitraje. Se me olvidaba, este individuo fue el pitador(no se merece el título de árbitro) del juego entre Toluca y Atlas.
Además del individuo mencionado en el párrafo anterior, los errores más graves los cometió Ricardo Arellano en el juego entre Gallos y Tuzos. Y no por el penal marcado de último minuto que significó el triunfo del Querétaro, sino por la complacencia al dejar de sancionar entradas criminales que merecían tarjeta roja, como la de Franco Niell de los Gallos, que por poco se convierte en una desgracia que le pudo causar una grave fractura al jugador hidalguense. También se guardó otro tiro penal a favor de Pachuca, cuando López Mondragón cometió una mano grosera en el área, además en las narices de Camargo, nuestro asistente frustrado que anhela seguir dirigiendo, pero que inexplicablemente no quiso marcar, porque si es capaz de señalar jugadas que ni ve bien, ahora la que tenía de frente sin que le taparan, era una oportunidad que su protagonismo no podía dejar escapar… pero lo hizo.
Del tiro penal al final, en el que el defensor visitante abraza como en Navidad al atacante local, no hay duda, aunque también es cierto que Michel Vázquez (Gallos) tenía sujetado de una manera más discreta a un defensor. La regla dice que a faltas simultáneas, de jugadores de diferentes equipos, se detiene el juego y se reanuda con balón neutral en el lugar donde se encuentra el balón, pero no hay manera de pedirle peras a los olmos. Ya el hecho de marcar un penal en tiro de esquina es un gran avance, son pocos los que se animan.
En un caso en el que estoy en desacuerdo con los comentaristas de la televisión, es el de Paul Delgadillo. Es cierto que su nivel viene en franco descenso, parece que se conformó con haber dirigido una final hace ya más de 5 torneos, y un partido más en el pasado Mundial Sub17, pero destazarlo por el penal marcado contra Tijuana en su visita a Torreón, en el que un defensor visitante carga flagrantemente por la espalda a Darwin Quintero, se me hace ya una postura de ataque personal de los comentaristas de la televisora que se dice líder mundial en deportes. El hecho de que Charles Darwin Región IV no haya caído al suelo y quedádose ahí después del empellón, no significa que no se haya cometido una falta.
Y hablando de penales, el árbitro Markus Strombergsson (sueco, de dónde más), le regaló el pase a Argentina a los cuartos de final del Mundial Sub20 con un par de tiros fatales, uno absolutamente inexistente, y el segundo muy dudoso, por decir lo menos. La víctima fue Egipto, que había hecho un gran Mundial y ahora se regresa al Sahara con las manos vacías, porque el sueco se llevó todo. El protagonista argentino de ambas jugadas fue el delantero Luque, que debería ser suspendido por FIFA al violar groseramente el precepto de Juego Limpio, insisto, especialmente en el primer penal, en el que él mismo se golpea el tobillo derecho con el pie izquierdo y después cae fulminado para que el silbante se lo engullera todito.
Y ya que estamos entrados en el tema del Mundial, al Tri le tocó la mala fortuna, en principio, de tener arbitraje brasileño en su juego contra Camerún. Wilson Seneme fue el encargado de dirigir las acciones. Y decimos que fue mala fortuna, porque la capacidad arbitral brasileña es inversamente proporcional a la capacidad futbolística de sus jugadores. Aunque al final del juego, la labor arbitral no influyó en contra de ningún equipo y el equipo mexicano logró su calificación por méritos propios.
El próximo fin de semana puede traer novedades, o no salir de pan con lo mismo. Los dos escenarios serían los siguientes: Que en el futbol mexicano los silbantes tengan una jornada decorosa, con marcaciones interesantes que valgan la pena analizar y explicar, y que en Colombia, el partido entre los locales y el Tri tenga un arbitraje neutral, sin influencias; o que los del silbato nos regalen una semana más de tibieza, localismo, cobardía y demás linduras que nos muestran cada 7 días.
TA S

lunes, 1 de agosto de 2011

El maldito des-ordenador (o Ya ninguno es garantía)

He vuelto, y conmigo han regresado las desgracias arbitrales nuestras de cada semana. Una opción sería que mejor dejara de escribir, pero como eso no significará que los árbitros van a mejorar de la noche a la mañana, por lo menos no mientras sigan al frente los que están, mejor sigamos dando cuenta de las chambonadas que suceden cada jornada. Además, ni ganas de renunciar yo, mejor que renuncien los que tienen que hacerlo.
La Jornada 1 ni siquiera fue tan mala en realidad, hubo quejas de algunos árbitros, unas fundamentadas, otras no. Al tapatío Paul Delgadillo le cayeron fuertes críticas después del juego entre Tigres y Cruz Azul, y aunque no ha dejada de aparecer en las designaciones, la fecha 2 y 3 las verá desde la banca del cuarto árbitro. Otro que recibió su dosis de declaraciones fue Miguel Chacón Viveros. Fernando Arce, de los ascendidos Xolos, pidió a la Comisión árbitros de nivel y experiencia, y aunque la labor del silbante no fue tan mala (el penal marcado que inclina el juego a favor de Morelia es correcto), el riesgo de poner a uno de los nazarenos más malos, desde Sergio Herrera Charolet, es grande.
En el primer juego del campeonato debutó Óscar Macías en el Estudiantes vs Toluca. A él también se le fue a la yugular el capitán estudiantil, Juan Carlos Leaño, por el gol que le invalida, pero en esta ocasión la decisión del hidrocálido es correcta. Claramente se nota cuando Rubens le solicita la distancia en la barrera, y eso invalida cualquier madruguete. Bien por Macías.
Y por último, el América-Querétaro se lo entregaron a otro debutante: Antony Zanjuampa. Honestamente no quisiera gastar mi espacio en su trabajo; cada quien interprete lo que desee.
El asunto es el siguiente. Tecos, Xolos y Querétaro son los principales involucrados en el descenso, y en la primera fecha recibieron, cortesía del maldito ordenador, a dos debutantes y al peor árbitro mexicano de los últimos años (sí, más que Gasso).
En la segunda jornada, no obstante haber cometido el error la computadora de poner un árbitro punto menos que confiable para arbitrarle a Xolos, en la visita de los canes al Tec de Monterrey, les mandan a otro debutante. Arturo Ramos Palazuelos es un buen árbitro, en Liga de Ascenso, pero se le vio muy verde para dirigir en la máxima categoría. Y la inmadurez arbitral y de carácter se nota en una sola jugada. El primer tiempo lo dirigió sin mayores contratiempos, pero como dice mi estimado Profe Castillo (ése que enseñó a dirigir a muchas de las últimas figuras del arbitraje de Jalisco y que se extraña mucho), los primeros 45 minutos los arbitra cualquiera.
Ojo, no quiero decir que Arturo sea malo, en las finales del torneo anterior entre Xolos e Irapuato lo hizo de maravilla, seguro tendrá una buena carrera, pero mandarle a un debutante la carga de aguantar a Camargo, es demasiado. El ordenador lo puso en ese partido, pero la Comisión le mandó al metiche compadre de Chiquimarco. En fin, alguno de sus dos asistentes, Camargo o Salinas, le señala el penal que significa el empate para los Rayados, y el resto del buen trabajo que haya podido hacer se olvida, porque no tuvo la capacidad glandular para confiar en su ubicación y desestimar a los frustrados de la bandera. Lástima de debut, pero seguramente se repondrá.
Pero no nomás los debutantes la hicieron en la J2. Marco Rodríguez nos deleitó con un buen show, como hacía rato no veíamos. Primero se come un penal del tamaño del estado de San Luis Potosí al finalizar el primer tiempo del juego entre San Luis y Estudiantes. Para su fortuna, a medias, su asistente Carlos González, le indica que hay un penal flagrante, incluso de expulsión. Lo bueno llega cuando el de la bandera le pasa el chisme incompleto a Marco, y el Chiqui se va contra el Chango Moreno, cuando el culpable fue Matellán. Después de que Moreno le dice al árbitro claramente, “yo no fui y no me voy”, de algún lugar le llegó al del silbato la genial idea de que si no se ponían de acuerdo en el culpable, pues entonces no expulsar a nadie. ¿Y Matellán? Pues se salió con la suya. Lo que hizo Rubens después también era de expulsión por insultar a sus compañeros, pero el que verdaderamente fue sancionado con el cartón rojo por pasarse de la lengua con Michael Orozco, fue el Cheto Leaño, al igual que el potosino que se quiso descontar al capitán zapopano. Ambos terminaron el juego antes de tiempo en los vestidores, y verán la J3 desde la tribuna. Uno por lépero y el otro por broncudo.
Y ahora ni cómo echarle la culpa al ordenador, porque mandó al supuesto mejor árbitro al juego de un involucrado en el descenso, pero ni así, lo que nos lleva al segundo punto del título de esta publicación. Fallan los debutantes, fallan los internacionales, fallan los asistentes, fallan los que dirigen a los árbitros, y al final, que se vayan al carajo los equipos, especialmente los Xolos. Y cuando por fin el des-ordenador les manda a Roberto García al juego vs Chivas, el partido se juega hasta dentro de un mes.
Bienvenido yo de regreso, ustedes también por supuesto, y las desgracias arbitrales nuestras de cada jornada.
TA S